Como decía aquella canción,
Si yo tuviera una escoba, cuantas cosas barrería…
Pues sí y es que la caída del satélite UARS descubrió a la opinión pública un grave problema que la comunidad científica llevaba muchos años buscando solución.
Los más de 22.000 deshechos que orbitan alrededor de la Tierra suponen una amenaza directa tanto para los satélites en activo como para las misiones tripuladas.
Y ahora también parece que lo son para los propios habitantes de la Tierra, que ven como, a pesar de que las posibilidades sean remotas, un pedazo de chatarra puede caerles sobre la cabeza.
Y el problema, al ser mayor el número de países apuntados en la carrera espacial, va in crescendo.
Según un informe publicado en 2010 por la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa de EE UU (Darpa) existen múltiples razones para comenzar a buscar una solución cuanto antes.
El fracaso en hacer frente a este problema tendría implicaciones importantes para el éxito de futuras misiones espaciales debido al potencial de aumento de las colisiones en órbita con objetos fuera de control
La propia agencia norteamericana recopila diversas opciones para remediar los efectos de tanta chatarra espacial, algunas de ellas más propias de una película de la ciencia ficción que de la realidad.
Una de estas consistiría en que, al acabar la vida útil de un satélite, un globo gigantesco de helio se inflase para aumentar la atracción hacia la Tierra del aparato. Y en vez de globos bien podrían usarse alerones o velas solares.
La más defendida, tanto por la NASA como por la Agencia Espacial Europea es la de crear un láser lo suficientemente potente como para, desde la Tierra, desviar los trozos de chatarra espacial o incluso destruirlos.
En su informe, la agencia Darpa advierte incluso de que algún país pudiera utilizar la basura espacial como arma contra sus enemigos. Se refiere en concreto a Irán y Corea del Norte.
Según los autores de este estudio, estos países podrían sembrar de chatarra la órbita terrestre con el fin de inutilizar los satélites de EE UU y sus aliados. Un efecto que a iraníes y norcoreanos apenas afectaría dada su nula presencia en el espacio.
Ya sea como arma o como consecuencia involuntaria la basura espacial es una amenaza creciente a la que la tecnología actual aún no parece poder dar respuesta.
Vía | ABC
Ver 18 comentarios