O hace un calor abrasador como en el Sol o hace un frío gélido como en el espacio, pero es raro encontrar temperaturas templadas como en la Tierra. ¿Por qué el Sistema Solar es de extremos?
Hay una razón para ello.
Radiación
El calor viaja a través del cosmos como radiación, una onda infrarroja de energía que migra de los objetos más calientes a los más fríos. Las ondas de radiación excitan las moléculas con las que entran en contacto y hacen que se calienten.
Así es como el calor viaja del sol a la Tierra, pero el problema es que la radiación solo calienta las moléculas y la materia que están directamente en su camino. Todo lo demás permanece frío.
Por eso hay tanta diferencia de temperatura en un planeta como Mercurio: la temperatura nocturna del planeta puede ser 1,000 grados Fahrenheit más baja que el lado del día expuesto a la radiación.
Comparemos eso con la Tierra, donde el aire a su alrededor se mantiene cálido incluso si está a la sombra, e incluso, en algunas estaciones, en la oscuridad de la noche. Esto se debe a que el calor viaja a través de nuestro planeta por tres métodos en lugar de solo uno: conducción, convección y radiación.
Cuando la radiación del sol golpea y calienta las moléculas en nuestra atmósfera, pasan esa energía extra a las moléculas que las rodean. Esas moléculas chocan y calientan a sus propios vecinos. Esta transferencia de calor de molécula a molécula se llama conducción, y es una reacción en cadena que calienta áreas fuera del camino del sol.
El espacio, sin embargo, está básicamente vacío. Las moléculas de gas en el espacio son muy pocas y están muy separadas para chocar regularmente entre sí. Entonces, incluso cuando el sol los calienta con ondas infrarrojas, no es posible transferir ese calor por conducción. Del mismo modo, la convección, una forma de transferencia de calor que ocurre en presencia de la gravedad, es importante para dispersar el calor a través de la Tierra, pero no ocurre en el espacio.
La verdadera rareza es la Tierra: en medio del frío extremo y el calor ardiente, nuestra atmósfera mantiene la temperatura sorprendentemente suave, al menos por ahora.
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