Un estudiante de doctorado en la Universidad Tecnológica de Delft ha desarrollado un plan de colonización de Marte que no involucra a ningún ser humano en los primeros años, sino una bacteria que produce hierro.
De esta manera, bastaría enviar un rover, un biorreactor y una impresora 3D para empezar a colonizar el Planeta Rojo. Un enfoque muy popular actualmente que recurre a la utilización de recursos in situ (ISRU): la recolección, el procesamiento y el uso de materiales que están naturalmente presentes en un planeta u otro cuerpo celeste.
Bacterias Shewanella oneidensis
Construir una base en el Planeta Rojo empleando el hierro producido a partir de bacterias enviadas desde la Tierra forma parte del plan de colonización planteado por Benjamin Lehner, estudiante de doctorado en la Universidad Tecnológica de Delft. De esta forma, se elimina la necesidad de enviar materiales pesados a Marte.
Una de las principales ventajas de enviar bacterias es que se auto-reproducen, son fáciles y baratas de transportar y que pueden soportar altas cantidades de radiación.
El procedimiento sería así: el rover enviado a Marte recogería el suelo marciano rico en hierro (llamado "regolito") y lo transportaría al biorreactor. Este reactor estría lleno de bacterias de la especie Shewanella oneidensis, que tiene la capacidad de convertir parte del suelo en magnetita, un óxido de hierro magnético.
A continuación, la magnetita se puede extraer con imanes. Utilizando una técnica llamada Fabricación de cerámica basada en litografía (LCM), la impresora 3D luego convierte la materia prima en los objetos necesarios (tornillos, tuercas, placas de hierro, etc). A su vez, las microalgas alimentan a las bacterias. Estas algas convierten la luz solar y el CO2 de la atmósfera marciana en nutrientes y oxígeno. También producen residuos residuales, que serán un recurso importante para los primeros pobladores de Marte, ya que pueden usarse como compost.
Pero ¿cuánto hierro podría producir con un reactor de 1.400 litros? Aproximadamente 350 kilogramos por año, según Lehner:
Después de 3.3 años, produciría más hierro del que cabe dentro de la cápsula. Al enviar varios de estos módulos no tripulados a Marte, podemos producir una buena cantidad de hierro en unos pocos años.
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