El descubrimiento de una transcripción de cuatro tablillas de la antigua Babilonia, datadas entre el 350 y el 50 a.C, por parte del investigador Mathieu Ossendrijver, de la Universidad Humboldt de Berlín, ha revuelto el panorama de nuestro pasado astronómico.
Al parecer, esta civilización ya empleaba técnicas de geometría avanzada (y no aritmética) para calcular la posición del planeta Júpiter en el Sistema Solar. Hasta ahora se pensaba que las técnicas de geometría avanzada para delimitar las posiciones y trayectorias de los cuerpos celestes se habían inventado en el siglo XIV en Europa.
Según explica Ossendrijver, cuyo hallazgo ha sido publicado en la portada de la revista Science:
La idea de calcular el desplazamiento de un cuerpo en un espacio con la velocidad y el tiempo se suele remontar a la Europa del siglo XIV, pero yo muestro que en cuatro antiguas tablillas cuneiformes babilónicas, el desplazamiento de Júpiter a lo largo de la eclíptica se calcula sobre la superficie de una figura trapezoidal obtenida dibujando su desplazamiento diario respecto al tiempo.
Las tablillas presenta siete líneas que se pueden traducir con estos datos aparentemente crípticos, pero que ayudan a trazar gráficas sobre el movimiento del planeta Júpiter. En ellas se describen dos intervalos del periodo en el que Júpiter aparece por primera vez en el horizonte, calculando su posición a los 60 y los 120 días:
- Línea 1: El día cuando aparece: 0; 12, hasta 1,0 días, 0; 9,30.
- Línea 2: 0;12 y 0; 9,30 es 0; 21,30, tiempos de 0, 30.
- Línea 3: es 0; 10,45, 1,0 veces es 10; 45.
- Línea 4: después de completar 1,0 días, hasta 1,0 días 0; 1,30
Y así sucesivamente.
Mientras que los antiguos griegos usaban figuras geométricas para describir configuraciones en el espacio físico, estas tablillas utilizan la geometría en un sentido abstracto para definir el tiempo y la velocidad.
¿Cómo pudo perderse ese conocimiento durante 14 siglos? No se sabe la respuesta, pero puede estar pasando en la actualidad debido a la destrucción del patrimonio en Mesopotamia.
El Museo Británico de Londres albergaba las dos primeras tablillas desde el año 1955. Ossendrijver necesitaba una prueba más para traducir las tablillas de arcilla, y ella llegó gracias a Hermann Hunger, un asiriólogo retirado de la Universidad de Viena, quien le enseñó en 2014 fotografías de tablillas descatalogadas.
Vía | Sinc
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