La Tierra es víctima de cientos de toneladas de meteoros que bombardean diariamente nuestra atmósfera y se queman antes de atravesarla: son esas bonitas estrellas fugaces que veis en el cielo. Sin embargo, los que son lo suficientemente grandes (una minoría) logran llegar hasta el suelo. Hasta la fecha se conocen 165 cráteres de impacto en todo el mundo. De media, chocan contra la Tierra un par de cuerpos celestes cada siglo con un diámetro de 50 metros.
Pero no es nada sencillo dar con ellos, pues en todo Estados Unidos, por ejemplo, de media se encuentra solamente ocho ejemplares al año. Ahora, en Argentina, acabamos de encontrar el segundo más grande jamás hallado, con una masa de 30 toneladas. Podéis ver el vídeo de su recuperación a continuación:
¿Dónde está?
La Asociación de Astronomía de la provincia del Chaco en Argentina ha descubierto este meteorito en el límite entre el Chaco y Santiago del Estero, en un lugar conocido como Campo del Cielo. La roca tiene una masa de 30.800 kg y se estrelló en la Tierra hace aproximadamente 4.000 años.
Según explicó Mario Vesconi, presidente de la Asociación de Astronomía de Chaco, los trabajos se complicaron debido a la gran cantidad de agua que había en el pozo donde se hallaba el meteorito, por lo que requirieron ayuda de varios equipos de la municipalidad de Gancedo.
Lo más curioso de todo es que el meteorito fue descubierto a poca distancia de donde apareció el meteorito Chaco, que hasta ahora era considerado el segundo más grande del mundo por su peso de unos 28.840 kilogramos. Y esto no ha hecho más que empezar: según datos de la Asociación de la Astronomía de Chaco, hasta ahora se ha recuperado únicamente un 35 % de los meteoritos que impactaron en esa zona hace 4.000 años, gran parte de los cuales se encuentra en terreno de la vecina provincia de Santiago del Estero.
¿Y el más grande?
El meteorito Hoba, de 66 toneladas, es el meteorito más pesado y la masa natural de hierro más grande que se conozca sobre la superficie de la Tierra. El meteorito, nombrado por la granja Hoba Oeste, cerca de Grootfontein, Namibia, donde fue descubierto en 1920. No ha sido movido desde que impactó hace 80.000 años.
Si un día os topáis con una meteorito de manera fortuita y, por ejemplo, estáis paseando por España, se desaconseja cogerlo o manipularlo. En primer lugar, porque la ley de Patrimonio Nacional de 2007 le ha adjudicado el estatus de fósil, como cualquier piedra hallada en un yacimiento arqueológico. La segunda razón la explica John Lloyd en su libro El pequeño gran libro de la ignorancia:
El motivo por el que no debemos tocar un meteorito es que podríamos contaminar cualquier materia orgánica que pudiera traer consigo. Si encuentra uno nuevo, debe meterlo en una bolsa de plástico sellada (sin tocarlo) y enviarlo al equipo de investigación más cercano.