Bautizado con el soso nombre (pero provisional) de 'sonda interestelar', Ralph McNutt, físico del Laboratorio de Física Aplicada (APL) de la Universidad Johns Hopkins es el investigador principal de un proyecto que hay reunido a casi 200 científicos e ingenieros de todo el mundo.
El propósito: el diseño de la primera misión astrosférica, capaz de estudiar el Sistema Solar desde el exterior.
Misión astrosférica
Esta misión astrosférica daría su inicio a principios de la década de 2030, con el lanzamiento de una nave espacial nuclear de aproximadamente media tonelada en el cohete más grande construido hasta la fecha.
Tras tomar impulso, la nave alcanzará de la bruma de polvo que rodea nuestro sistema estelar, obteniendo una visión sin filtro del débil resplandor de todo el cielo de innumerables galaxias lejanas. Y mirando hacia atrás, podría buscar el punto azul pálido de la Tierra, buscando indicios de la vida de nuestro planeta que pudieran verse desde las estrellas cercanas.
Solo diez años después, la misión seguiría su curso: la nave atravesaría la heliosfera, una región similar a un capullo alrededor de nuestro sistema solar creada por "vientos" de partículas que fluyen de nuestro sol, a fin de estudiar los rayos cósmicos y las nubes de plasma que forman el "medio interestelar" que llena los espacios oscuros entre las estrellas.
En la década de 2080 podría haber viajado hasta 1.000 unidades astronómicas (UA), o veces la distancia entre la Tierra y el Sol, desde el sistema solar, para tener una visión panorámica del mismo, sin precedentes, para la comprensión de nuestro lugar en el universo. ¿No suena a ciencia ficción?