¿Os acordáis de la función de los seres humanos en la película Matrix? Sí, éramos algo así como baterías para los robots. Algo parecido se está consiguiendo con las vacas, que se han convertido en células de combustible gracias al investigador Hamid Rismani-Yazdi y sus colegas.
Concretamente, dos de estas células generarían una electricidad suficiente para recargar una pila tipo AA. O una energía es suficiente para alimentar una diminuta bombilla de árbol de Navidad.
La fuente de energía para estas células de combustible proviene de la descomposición de la celulosa por bacterias presentes en el fluido, rico en microorganismos, existente en la mayor de las cámaras del estómago de las vacas. Para producir la energía, los investigadores llenan un compartimiento de una célula de combustible microbiana con la celulosa y ese fluido estomacal. Y entonces se produce la energía cuando las bacterias descomponen la celulosa.
La celulosa, por cierto, es uno de los recursos más abundantes en nuestro planeta.
En los experimentos, se agregaba la celulosa a las células de combustible cada dos días, para alimentar a las bacterias. La producción energética de estas células es sostenible por tiempo indefinido. A modo de ejemplo, los investigadores hicieron funcionar estas células durante tres meses seguidos.
Así pues, las vacas, además de darnos leche (y ser un grave problema para la contaminación del planeta), podrían ser futuras fuentes de energía.
Vía | La Flecha
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