Cuando paseamos por un parque, hallamos a decenas o cientos de palomas, esas ratas con alas portadoras de toda clase de enfermedades. Sin embargo, en esencia, todas las palomas que vemos parecen tener la misma edad: ¿dónde están las palomas jóvenes o los pichones? Pero lo verdaderamente sospechoso es que nunca solemos ver cadáveres de palomas. Habida cuenta de la superpoblación de palomas del que goza cada ciudad, ¿no deberíamos estar rodeados de cadáveres?
Rober Sapolsky, autor de El mono enamorado o ¿Por qué las cebras no tienen úlcera?, contestó al misterio de la ausencia de palomas jóvenes con su característico sentido del humor:
En realidad, las supuestas palomas adultas que vemos todos los días son bebés. Los ejemplares adultos están en verdad disfrazados de gárgolas en los altos edificios, y bajan de noche para devorar los hígados de peatones desprevenidos. Existen pruebas de esto, pero el gobierno las oculta.
Lo interesante de esta broma, es que Sapolsky tenía parte de razón.
Según Marta Fischer, coordinadora del Proyecto de Observación de Palomas del Laboratorio Ornitológico de la Universidad de Cornell, las palomas adultas anidan en los aleros elevados, y las palomas pequeñas se quedan allí hasta que empluman, una etapa de sus vidas en la que son casi idénticos a los adultos.
Cuando los pichones finalmente descienden a la gran ciudad para lanzar excrementos por doquier y picotear cualquier clase de deshecho orgánico que dejemos a nuestro paso, entonces lo único que distingue a los pichones de las palomas adultas es la cera (una pequeña aglomeración de tejido en la base del pico) que cambia de gris a blanco a medida que el plumaje envejece.
Sobre el misterio de la ausencia de cadáveres de palomas muertas, lo cierto es que cuando alguna está enferma o muy vieja se retira a morir a un lugar apartado. O en otros casos, son los depredadores los que dan cuenta de ella antes. Ya retiradas, las palomas muertas son limpiamente devoradas por los insectos, los cuervos y otros animales, como un eficiente equipo de biolimpieza.
Más información | Damisela
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