Si echamos un vistazo a nuestro alrededor, la cosa más brillante producida exclusivamente de forma biológica no es brillo fenicio en los ojos del avaro (perdonad el lirismo). Ni tampoco las Dragon Ball (aunque se le parece un poco).
Lo es un fruto procedente de Pollia condensata, una planta africana. Y es que el color azulado y metálico de estas pequeñas moras no se debe a su pigmentación, sino a la forma en que sus estructuras reflejan la luz. Casi como si encerrara un mundo en su interior.
Esta planta tropical, tiene un fruto en forma de racimo de esferas de un color iridiscente. Esta propiedad (la disposición de sus células refleja la luz con una longitud de onda muy particular, sin emplear energía fotosintética) ha sido descrita ahora por Silvia Vignolini y sus colegas del departamento de Física de la universidad de Cambridge. Así pues, estos frutos casi parecen joyas. Hasta el punto de que, a pesar de tener escaso valor nutritivo, es recogido por los pájaros para decorar el nido y atraer a las parejas sexuales. Como las joyas.
Esta propiedad también la podemos observar, por ejemplo, en las alas de los escarabajos. En el caso de Pollia condensata la celulosa se almacena en capas y forman una estructura asimétrica que ofrece un reflejo selectivo de la luz, en un color específico, este caso el azul.
Tal y como señala la autora del estudio, a propósito de las aplicaciones prácticas de este hallazgo:
Inspirándonos en la naturaleza es posible obtener materiales inteligentes y multifuncionales a partir de materiales baratos y abundantes como la celulosa. Creemos que usar la celulosa para crear materiales coloreados puede conducir a numerosas aplicaciones industriales.
Vía | La Información
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