Nadie duda que los radiotelescopios de Arecibo son un prodigio de la tecnología. Sin embargo, acostumbramos a olvidarnos de lo más próximo y cotidiano. A veces no hace falta escuchar a las estrellas para ser sacudido por el sentido de la maravilla.
A veces sólo es necesario mirarse en el espejo y apercibirse de esas antenas sobrenaturales que son nuestras orejas, versiones en miniatura de los radiotelescopios de Arecibo.
Si bien nuestros oídos no son nada especiales si los comparamos con los de ciertos animales, resultan igualmente asombrosos: la diferencia entre el sonido más débil y más fuerte detectable por nuestro oído implica una alteración de la energía de un billón de veces. Los murciélagos y algunos rodeadores, sin embargo, son capaces de oír dos octavas completas más altas que el ser humano.
Con todo, la audición humana es la que está mejor adaptada para escuchar una conversación.
La norma general entre los animales es que cuanto menor es la cabeza mayor es la frecuencia que puede ser oída. Los murciélagos de cabeza pequeña, por ejemplo, pueden percibir hasta 115 kilohercios (115.000 ciclos por segundo), las ratas hasta 72 kilohercios, los perros hasta 44 kilohercios. El ser humano: hasta 19 kilohercios.
El oído externo, la oreja, con su forma de acaracolada, es diferente en ambos lados. Esta diferencia es una ayuda para la localización del sonido. Si pudiéramos aplicarnos cirugía estética para eliminar y alisar gradualmente los contornos de la oreja, la capacidad de localizar un ruido también se reduciría gradualmente.
El cerumen es una sustancia amarillenta y cerosa secretada en el conducto auditivo, ya que ayuda en su limpieza y lubricación, y también proporciona protección contra algunas bacterias, hongos e insectos.
La sensación de “destaponar” los oídos se debe a la trompa de Eustaquio, para equilibrar la presión del aire en el oído medio. La maniobra de Valsalva (por el médico italiano Antonio María Valsalva) es cualquier intento de exhalar aire con la glotis cerrada o con la boca y la nariz cerradas. Se usa como técnica de igualación de presiones en las práctica del Buceo y en los pasajeros de los aviones para evitar barotraumas y molestias en el interior de sus oídos cuando varia la presión externa.
La gente hace maniobras de Valsalva involuntariamente y sin darse cuenta cuando hinchan un globo o un balón o cuando hacen fuerza al defecar.
Resulta curioso el hecho de que no seamos capaces de percibir nuestra propia voz tal y como suena en realidad a los demás. Por ejemplo, los profesores de canto tienen que enseñar a sus alumnos a relacionar las imágenes auditivas con sensaciones internas. Perciben así su sonido gracias a informaciones no auditivas, como la localización de las vibraciones más intensas, o los movimientos musculares.
Aunque el oído pueda parecernos un sentido sencillo en comparación con el ojo, no lo es. No existe una conexión nerviosa directa entre el oído y el cerebro, sino que hay complejísimos pasos intermedios que ocuparían muchos artículos como éste. Baste como ejemplo esta explicación desesperante por su complejidad extraído de un libro de texto: The Essentials of Neuroanatomy, de Mitchell y Mayor:
La vía auditiva desde el caracol hasta el córtex es la siguiente. Las neuronas primarias se encuentran en el ganglio espiral y sus terminaciones centrales acaban en los núcleos cocleares ventral y dorsal del puente. El relevo secundario de fibras resultantes de estas sinapsis pasan a través del cuerpo trapezoide y de las estrías medulares del ventrículo cuarto (haces transversos delgados de fibras que surgen en los núcleos cocleares dorsales, que atraviesan el suelo del cuarto ventrículo y se hunden en el surco mediano) antes de volverse hacia arriba para formar el lemnisco lateral. Las fibras del lemnisco lateral terminan principalmente en los cuerpos geniculados medios, en los centros auditivos inferiores y en los pedúnculos inferiores. Los nuevos relevos de fibras que se originan en los centros auditivos inferiores pasan a través de la cápsula interna homolateral… Las fibras que surgen de los pedúnculos inferiores penetran en los fascículos tectoespinales… Algunas fibras del lemnisco lateral terminan en la sustancia negra; otras forman sinapsis en núcleos… cuyas fibras penetran en el haz longitudinal medio… Determinadas fibras de la rama vestibular del octavo par craneal… puede seguir vías semejantes a las fibras del caracol y numerosas fibras vestibulares penetran también en el haz longitudinal medio.
¡Uf!
Vía | La mente de Antonhy Smith
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