En aras de averiguar cuánto tiempo pueden durar las esporas microbianas en un estado latente y ser capaces de revivir, Charles Cockell, un astrobiólogo de la Universidad de Edimburgo, empezó hace poco uno de los experimentos más largos de la historia.
Para ello, diseñaron el experimento de microbiología de los 500 años, medio siglo.
Medio siglo en el futuro
Para realizar el experimento, se sellaron muestras desecadas de bacterias Chroococcidiopsis y Bacillus subtilis, en 800 viales de cristal, y luego fueron encerrados en dos cofres de roble. Dentro de cada caja de roble, se replican los tres viales en cada momento, uno en una caja de cartón y otro en una caja revestida de plomo para reducir la radiación de fondo derivada de los sustratos geológicos.
A partir de aquí, cada dos años durante los primeros 24 años del experimento, y luego cada 25 años durante los siguientes 475 años, se extraerá un vial de cada caja de roble y se examinará su contenido para comprobar si las esporas pueden revivir.
Así pues, el último vial será examinado en una fecha futura muy lejana, concretamente en el año 2514. Tal y como lo explica David Farrier en su libro Huellas:
El equipo tuvo que redactar las instrucciones para sus colegas futuros, muchos de los cuales todavía tienen que nacer, con un cuidado extremo, para así salvaguardar el experimento. Por ahora, las instrucciones están almacenadas junto a las muestras, tanto escritas como en un dispositivo de memoria USB.
Este experimento prueba la hipótesis de que la radiación de la corteza planetaria juega un papel en el daño molecular, lo que lleva a la pérdida de la viabilidad celular durante largos períodos de tiempo.
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