Probablemente siempre fue demasiado optimista pensar que podría controlarse la extensión y liberación de plantas manipuladas genéticamente en el entorno. Pueden tomarse medidas para minimizarla, pero tarde o temprano alguien comete un fallo.
En este caso el error ha sido realmente espectacular. No se trata de la dispersión de una versión conocida y aprobada, como el maíz manipulado genéticamente, que escapa y crece fuera de las zonas autorizadas para ello. En este caso se trata de una variante de la Agrostis stolonifera, un tipo de planta herbácea que ni siquiera había sido autorizada para su utilización fuera de laboratorio y estaba siendo ensayada en terrenos del fabricante, la compañía Scotts.
Se trata de una planta destinada a los campos de golf donde podría aprovecharse de su resistencia al conocido Roundup, el herbicida más utilizado en todo el mundo para luchar contra las malas hierbas. Muchos propietarios del campo de golf están interesados porque significaría menos trabajo y mayor rentabilidad económica. Y dado que se trata de terrenos privados y no son plantas destinadas al consumo humano probablemente consigan venderse muy bien.
Sin embargo, existe un riesgo importante dado que se trata de una planta perenne y no de una planta de temporada, como el maíz o la soja, con un periodo de vida más limitado. Además tiene multitud de parientes en la naturaleza con los que puede cruzarse dando origen a híbridos que hereden algunas de sus características. Me temo que la caja de Pandora esta abierta a pesar de todas las precauciones.
Vía | New Scientist