Los machos de las culebras rayadas o serpientes jarreteras (Thamnophis sirtalis) pueden morir por culpa de su obsesión por el sexo.
Y es que buscan desesperadamente a una hembra cuando, después de su periodo de hibernación de ocho meses, emergen en masa en primavera formando grandes aglomeraciones para reproducirse durante dos o cuatro semanas.
Sexo desesperado
Como si fuera una orgía plasmada en Saló o los 120 días de sodoma, los machos están tan desesperados por procrear y la competencia es tan feroz que dejan de comer para aprovechar hasta el último segundo y también se enfrentan a otros machos.
Por ello, los machos son incapaces de mantener una buena condición corporal, y envejecen más rápido que las hembras, además de que pueden morir en mitad de alguna refriega.
Para demostrarlo, en un estudio publicado en la revista Royal Society Journal Proceedings B se midieron la longitud de los telómeros, un biomarcador del envejecimiento.
Por el contrario, las hembras priorizan la condición corporal y son más capaces de reparar el daño celular, lo que conlleva vidas más largas y mayores oportunidades en el futuro para reproducirse. Como explica Christopher R. Friesen, investigador en la Universidad de Sidney:
Aunque creemos que todas las hembras se reproducen cada año, solo permanecen en los lugares de apareamiento durante un corto período de uno a tres días, mucho menos que los machos que permanecen por lo menos una semana y hasta 21 días, lo que les hace envejecer más rápido y morir antes que ellas.
A esto se añade el hecho de que, dependiendo de sus reservas de grasa y energía, “las hembras pueden almacenar el esperma durante 15 meses o más tiempo antes de utilizarlo para fecundar sus huevos”, explica el investigador.
Ver 1 comentarios