En el anterior post os hablaba de todos los estados que la materia podía adoptar. Ahora toca comprobar con cuántos sentidos contamos para verificar que la materia existe.
Fue Aristóteles (del que ya contamos sus errores científicos en un polémico post) uno de los primeros que mencionaron los 5 consabidos sentidos del ser humano. Pero, al igual que el filósofo andaba desencaminado al pensar que pensamos con el corazón, que las abejas surgen de los cuerpos putrefactos de los toros y que las moscas sólo tienen cuatro matas, también se equivocó en este punto.
Los seres humanos no tienen 5 sentidos, sino 9, como mínimo.
Además de los 5 conocidos, también contamos con:
-Termocepción: el sentido del calor o su ausencia en la piel.
-Equilibriocepción: el sentido del equilibrio. Está determinado por las cavidades llenas de líquido del oído interno. También se llamaba sistema vestibular.
-Nocicepción: es la percepción del dolor a partir de la piel, las articulaciones y los órganos corporales. El cerebro no está incluido en la lista porque cuando nos duele la cabeza, en realidad, no nos duele el cerebro, que carece de receptores del dolor.
-Propiocepción: es la propia conciencia corporal. Es el conocimiento inconsciente de dónde se encuentra cada parte del cuerpo sin necesidad de verla o sentirla (siempre que las partes del cuerpo anden pegadas a nuestro cuerpo, claro: no vale con amputaciones). Si pruebas a cerrar los ojos, comprobarás que si mueves un pie en el aire, aunque no lo veas, sabrás dónde está siempre en relación al cuerpo. Lo del “pienso, luego existo”, podría interpretarse aquí como, “me percibo con mi propiocepción, luego existo”.
Algunos neurólogos afirman que el ser humano podría tener hasta 21 sentidos, en total. Sentido del significado, de la profundidad, de la sed, del hambre. ¿Y la sinestesia, que consiste en combinar sentidos de forma que, por ejemplo, la música se pueda percibir en colores o que el color rojo huela a limón? Sin hablar de otros sentidos menos conocidos, como la sensación de peligro inmimente. Si se dice popularmente que la mujer cuenta con un sexto sentido, ¿cómo habría que cambiar la frase a tenor de estos descubrimientos? ¿Que la mujer posee un vigésimo segundo sentido?
Algunos animales posee sentidos aún más extraños que los nuestros. Lo tiburones, por ejemplo, poseen electrocepción: les permite percibir los campos eléctricos. Muchas aves e insectos se guían por el mundo a través de la magnetocepción, que deteca los campos magnéticos de la Tierra, como un GPS natural. Los peces emplean la ecolocalización y la “línea lateral” para percibir la presión.
Y es que si la realidad es más real de lo que parece, habrá que contar con unos buenos y variados dispositivos de detección de la misma.
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