Una noticia alerta sobre una posible enfermedad sufrida por las ballenas grises, la noticia nos llega de Chukotka, una población rusa que se encuentra en el Ártico. Sus habitantes dependen de la caza de ballenas y denuncian que varios de los ejemplares cazados deben ser quemados debido al nauseabundo olor que desprende su carne, según indican los pescadores, el olor es similar al que producen determinados fármacos.
No se conoce bien cuál puede ser la causa que provoque este peculiar olor, sea fruto de la contaminación química o de una enfermedad, lo cierto es que están siendo afectadas cada vez en mayor número. Los primeros síntomas de esta extraña dolencia fueron detectados en 1990, aunque se cree que ya en la década de los 70 esta extraña enfermedad empezó a afectarlas.
Los habitantes de Chukotka que se atrevieron a probar la carne de los ejemplares cazados, sufrieron distintos problemas transitorios como el entumecimiento de la boca, dolores de estómago o reacciones de carácter cutáneo. El modo de vida que giraba en torno a la caza de ballenas se ha visto seriamente afectado y posiblemente deban cambiarlo.
La realidad es que el problema es preocupante, ya que podría terminar afectando al resto de la población de ballenas, expertos del Instituto de Biología Marina Primorie (Rusia) han trabajado en el problema desde el año 2003 y han encontrado numerosas sustancias en la carne de los animales, los resultados han mostrado una contaminación de hidrocarburos, sulfuros y nitrógeno, todos ellos resultantes de la actividad humana.
Todos estos productos parece que han sido asimilados por el organismo de las ballenas debido a un cambio en su dieta, ya que han encontrado restos de algas en sus estómagos, algo que no es habitual. En cuanto al hedor que desprenden, se cree que se trata de una biotoxima todavía no identificada. Científicos de distintos países buscan ahora las claves necesarias para solucionar y comprender qué es lo que sufren las ballenas.
Vía | La Segunda Más información | Nacional Geographic Más información | Wikipedia