Uno lee la palabra espermaceti y enseguida se le llena la cabeza de eyaculaciones y de sustancias blancas y espesas. Y bueno, algo hay de eso. Pero el espermaceti es mucho más interesante que el esperma, y sin duda mucho más desconocido.
El pocas palabras, el espermaceti fue el responsable de dar luz a la humanidad hace casi tres siglos.
Entonces, la mejor luz la daba la que se producía con aceite de ballena, y el mejor tipo de aceite de ballena se obtenía del espermaceti de la cabeza del cachalote. Aunque se llame espermaceti y también esperma de ballena, no tiene nada que ver con el esperma. Esta sustancia se almacena en las cabezas de los cachalotes (hasta tres toneladas) y carece de función reproductiva. Sí, se parece mucho al esperma, pero no es esperma y… bueno, tampoco se sabe muy bien para qué sirve.
Podría estar relacionado con la flotabilidad, o podría tener que ver con el proceso del nitrógeno en la sangre de la ballena. Los cachalotes se sumergen a enormes profundidades (más de mil quinientos metros) a gran velocidad y sin que sufran por ello efectos nocivos, por lo que se cree que el espermaceti podría explicar de alguna manera por qué no sufren el síndrome de descompresión. Otra teoría apunta que el espermaceti sirve a los machos para amortiguar los golpes cuando luchan entre ellos por sus derechos de apareamiento. Esto ayudaría a entender la famosa predilección de los cachalotes por embestir con la cabeza los barcos balleneros cuando se enfurecen.
El proceso para extraer el espermaceti era el siguiente: las cabezas de los cachalotes eran izadas a cubierta o atadas a un lado del barco, donde los balleneros podían hacer un agujero en la cavidad. El espermaceti se sacaba con un cubo o un ballenero entraba en el agujero y retiraba el fluido manualmente, que era almacenado en barriles.
Además de iluminar el mundo, el espermaceti también ha sido usado en la industria cosmética, trabajos con cuero y como lubricante. También se ha usado para fabricar velas de un valor de fotometría estándar, como excipiente farmacológico, y como lubricante para maquinaria de precisión. Su viscosidad cambia muy poco con el calor o el frío, funciona bien a altas presiones y altas velocidades, humedece la mayoría de los metales y penetra en los resquicios más pequeños.
Vía | En casa de Bill Bryson
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