Un nuevo estudio de la Universidad de Sheffield revela que los insectos poseen una visión mucho mejor y pueden ver en un detalle mucho más elevado de lo que se creía anteriormente, a pesar de esa típica imagen de ojos compuestos que intuitivamente nos hace creer que la definición de cada una de ellas no debe de ser muy alta.
Concretamente, investigadores del Departamento de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Sheffield, junto con sus colaboradores de Pekín, Cambridge y Lisboa ha descubierto cómo reaccionan las células fotorreceptoras dentro de los ojos compuestos reaccionan al movimiento de la imagen.
Ojos compuestos
A diferencia del ojo humano, las miles de lentes diminutas, que forman la superficie característica del ojo compuesto, no se mueven o no pueden acomodarse, sin embargo las células fotorreceptoras debajo de las lentes se mueven de forma rápida y automática dentro y fuera de foco, al mostrar la imagen del mundo que les rodea. Según Mikko Juusola, profesor de Neurociencia de Sistemas en la Universidad de Sheffield y autor principal del estudio:
Desde hace mucho tiempo se sabe que la rápida adaptación visual da lugar a que el mundo que nos rodea se desvanezca de la percepción a menos que movamos los ojos para cancelar este efecto. Por otra parte, los movimientos oculares rápidos deben desdibujar la visión por lo que ha permanecido un enigma como los fotorreceptores trabajar con los movimientos de los ojos para ver el mundo con claridad. Nuestros resultados demuestran que al adaptar la manera en que las células fotorreceptoras muestrea la información de la luz a los movimientos sacádicos de los ojos y las fijaciones de la mirada, la evolución ha optimizado la percepción visual de los animales.
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