Todos hemos leído noticias de personas que han muerto practicando la asfixia autoerótica, es decir, asfixiarse hasta casi perder el conocimiento mientras te masturbas. Presuntamente el actor David Carradine falleció de esta forma. Esta práctica parece remontarse a varios siglos de antigüedad: está registrada como práctica entre los esquimales y algunos pueblos asiáticos. La práctica de la autoasfixia erótica se ha documentado desde principios del 1600.
También es habitual usar cinturones para apretar el cuello. En muchas películas pornográficas es posible ver cómo uno de los amantes rodea con sus manos el cuello del otro y lo asfixia. La Asociación Estadounidense de Psiquiatría considera que la privación de oxígeno con el objetivo de aumentar la intensidad del orgasmo se clasifica como «hipoxifilia».
Con todo, apenas tenemos cifras concretas sobre el número de personas que practica esta técnica, pero se estima que solo en Estados Unidos mueren anualmente entre 500 y 1.000 personas por prácticas autoeróticas que implican asfixia, electrocución, hemorragias tras la inserción de objetos en los genitales, etc.
Lo que sí se sabe es que la asfixia autoerótica es la primera causa de muerte por prácticas autoeróticas, ya sea por estrangulamiento o por asfixia por el uso de bolsas de plástico alrededor de la cabeza.
El 28 de marzo de 2007, el New York Times presentó la historia de un adolescente que sufrió un ataque cardiaco y pasó tres días en estado de coma después de ahorcarse a solas. Meses después, tras su recuperación, se dedicó a hacer presentaciones en escuelas para hablar contra este juego peligroso.
En cualquier caso, lo que se persigue es la llamada anoxia (es decir, la falta de oxigeno en el cuerpo) con el propósito de aumentar el placer de la masturbación. En la segunda temporada de la serie House of Cards, por ejemplo, podéis ver un capítulo cuyo inicio os recordará a este artículo.
El 90 % de muertes por esta causa son masculinas, el 10 %, femeninas.
¿Por qué aumenta el placer la falta de oxígeno?
Según explica Pere Estupinyà en su libro S=EX2:
Hay varias razones. Por un lado, puede aumentar la excitación como parte de un ritual bondage y masoquista extremo; por otro, la falta de oxígeno en la corteza cerebral también genera pérdida de lucidez y alucinaciones que podrían emular la acción de algunas drogas y aumentar la sensación de placer. Pero además, algunas declaraciones de personas que lo practican aseguran que el aumento de excitación física es muy considerable, hecho que concuerda con el principio aparentemente ilógico de que el miedo incrementa el deseo y la intensidad sexual.
Fotos | Pixabay
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