Descubierto en México y analizado por un equipo internacional de paleontólogos dirigido por un investigador del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), el siguiente fósil de tiburón arroja luz sobre la diversidad morfológica de los tiburones del Cretácico.
Esta especie fósil recién descrita, llamada Aquilolamna milarcae, ha permitido a sus descubridores erigir una nueva familia.
Hace 93 millones de años
Según los autores del hallazgo, que han sido descritos en la revista Science, hace 93 millones de años, extraños tiburones alados nadaban en las aguas del Golfo de México. El ejemplar estudiado tenía 1,65 metros de largo y 1,90 metros de envergadura. Con su boca grande y supuestos dientes muy pequeños, debió alimentarse de plancton.
Al igual que las mantarrayas, estos 'tiburones águila' se caracterizan por tener aletas pectorales extremadamente largas y delgadas que recuerdan a las alas.
El 'Aquilolamna milarcae' tenía una aleta caudal con un lóbulo superior bien desarrollado, típico de la mayoría de los tiburones pelágicos, como el tiburón ballena y el tiburón tigre. Así, sus características anatómicas le confieren un aspecto quimérico que combina tiburones y rayas.