El lugar más profundo de la Tierra es el abismo Challenger, situado en el fondo de la fosa de las Marianas, en el Pacífico, y su profundidad es de un poco más de 11 kilómetros, es decir, que allí abajo cabría el Everest holgadamente. Pero un agujero verdaderamente profundo debe ser artificial. El agujero más profundo que se haya perforado nunca tiene 13 kilómetros y está en Rusia, en la península de Kola. Es un hoyo excavado en 1962 como proyecto científico cuyo objetivo era el de alcanzar una capa muy profunda de la Tierra.
Sin embargo, si buscamos la cueva más profunda del mundo, este gigantesco laberinto de galerías horadado en la roca caliza durante milenios se encuentra en Krubera-Voronia, en la región de Abjasia (Georgia), que está situada en el Cáucaso occidental. Este mundo subterráneo tiene, según se estima, más de 2 700 metros de profundidad, pero algunos tramos son tan estrechos que los espeleólogos tuvieron que volarlos para poder seguir adelante (a fecha de 2012, la profundidad máxima alcanzada por estos topos humanos fue de 2 191 metros).
En este indómito lugar es donde Ana Sofia Reboleira, investigadora de las universidades de Aveiro y La Laguna; y Vicente M. Ortuño, de la Universidad de Alcalá, han localizado una nueva especie de escarabajo.
En palabras de Ortuño:
La nueva especie de escarabajo cavernícola se llama Duvalius abyssimus. Tan solo disponemos de dos ejemplares, un macho y una hembra. Aunque fueron capturados en la sima más profunda del mundo, no se localizaron en los metros finales [...] Las características de la nueva especie indican que está en un grado medio de adaptación a la vida subterránea. Prueba de ello es que aún conserva ojos, que están ausentes en las especies cavernícolas muy especializadas.
En estos ecosistemas viven varios géneros de escarabajos cavernícolas endémicos, y el género Duvalius es un colonizador exitoso de las profundidades terrestres. La mayoría de las especies tienen un estilo de vida hipogeo (que se desarrolla bajo el suelo). El hallazgo ha sido publicado en la revista Zootaxa.
Vía | Sinc
Foto | Sinc - José Antonio Peñas
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