A todos nos cautiva ese instrumento meteorológico consistente en un venerable fraile que, con una varilla, indica cómo va el tiempo. Pero ¿cómo funciona realmente?
Los profanos creen que el fraile del tiempo no es más que un barómetro, sin embargo, en realidad, el fraile del tiempo es un instrumento de más de cien años de antigüedad llamado higrómetro, es decir, que mide la humedad, y no la presión atmosférica.
Para funcionar usa unos cabellos humanos, sobre todo de mujeres jóvenes y rubias de raza eslava, que son más sensibles a la humedad (si bien algunos modelos llevan cuerda de tripa), libres de grasa y tensados, que varían ligeramente de longitud según la cantidad de vapor de agua del aire (por cierto, si queréis leer más sobre vapor de agua, tal vez no sabéis que en Nueva York, además de las conducciones de electricidad y agua, también se conduce vapor de agua... de ahí esas características imágenes de emanaciones de vapor saliendo del suelo, que resultan tan cinematográficas).
Lo explica así José Miguel Viñas en su libro Curiosidades meteorológicas:
Las pequeñas contracciones y dilataciones sufridas por los pelos se transmiten a la capucha y a la varita que tiene el fraile, indicando en cada caso lo que corresponda: seco, bueno, inseguro, etc. Como a menudo los cambios de humedad vienen acompañados de cambios de presión, el tipo de tiempo anunciado por el fraile sería el mismo que podría deducirse de la tendencia de presión marcada por un barómetro. (…) La efectividad del fraile a la hora de indicar un cambio atmosférico depende en gran medida de lo bien ajustado que esté, para lo cual es recomendable cada cierto tiempo calibrarlo con ayuda de un higrómetro convencional (uno digital nos valdrá).
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