Pensemos en la función de Autocompletar de Google: una característica útil que nos sugiere cómo terminar nuestras búsquedas tras ingresar apenas unos caracteres. Valiéndose de lo que los usuarios han buscado en el pasado, Autocompletar puede predecir que cuando escribimos “Roma no se”, es muy probable que terminemos la frase con “hizo en un día”.
El problema del algoritmo que hay detrás de esta función es que podemos saber enseguida lo que busca la mayoría de gente respecto a algo concreto, como el nombre de una figura pública. De hecho, sería relativamente fácil reclutar a personas para que realizaran búsquedas concretas con un nombre particular y así mancillar su reputación.
Bettina Wulff, la exprimera dama de Alemania, por ejemplo, demandó a Google en 2012 por “autocompletar” búsquedas de su nombre con términos como “prostituta” y “acompañante”.
El laste de lo más buscado
El problema del autocompletar de Google pudiera competer exclusivamente a las figuras célebres o públicas, pero lo cierto es que afecta a todos los usuarios, incluso a personas que nunca usan Google. Imaginemos que escribimos en Google "Britney Spears es...", y el autocompletar muestra cuatro sugerencias que reflejan cómo han completado esta búsqueda la mayoría de los usuarios.
Pero ahora imaginemos que alguien quiere ensuciar nuestra reputación en internet, tal y como explica Evgeny Morozov en La locura del solucionismo tecnológico:
Lamentablemente, no somos solo los mecenas de la biblioteca de Google, también somos los protagonistas de muchos de sus libros. Libros que no dejan de cambiar a medida que Google sigue modificando sus algoritmos y agregando nuevas funciones. (...) Pero supongamos que un enemigo suyo, en un esfuerzo deliberado por manchar su reputación, decide pagarles a los usuarios para que busquen su nombre seguido de la palabra "pedófilo". Un ejército de entusiastas colaboradores, reclutados a través de sitios como Craiglist y Mechanical Turk, de Amazon, está generando el volumen suficiente de búsquedas para que esa palabra reemplace otros términos más positivos que se han asociado a su nombre.
Consecuencias legales
El caso de Bettina Wulff, la exprimera dama de Alemania, no es el único que ha llegado a los tribunales. En Japón, por ejemplo, se ordenó a Google que modificara los resultados después de que un ciudadano japonés denunciara su vinculación a delitos que nunca había cometido. Casos similares han tenido lugar en Francia e Italia.
Para demostrar cuán fácil es manipular los algoritmos de Google, un comerciante llamado Brent Payne ofreció dinero a miembros de Mechanical Turk de Amazon y logró que al buscarse "Brent P" en Google, entre las sugerencias apareciera "Brent Payne manipuló esto".
Evgeny Morozov propone un par de soluciones para este problema. El primero sería: "Google puede negarse activamente a mostrar resultados negativos para las búsquedas, como "idiota" o "Satán". Otra posibilidad sería que Google hallara la forma de que compañías e individuos "puedan identificarse en línea y elegir qué sugerencias negativas sobre su persona desean que se eliminen". De todas formas, tal y como podéis leer aquí, la gente no parece muy satisfecha con la función de autocompletar.
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