En un curioso estudio de 2015, a un grupo de 16 palomas se les proporcionó una pantalla táctil y se les asignó la tardea de examinar una serie de imágenes de tejido mamario. Lo único que tenían que hacer era decidir si los patrones de la imagen apuntaban a la posibilidad de que hubiera vestigios de cáncer
Tras un corto período de entrenamiento, las palomas obtuvieron unos resultados sorprendentes: trabajando de forma independiente, las palomas evaluaron correctamente el 85 % de las muestras. Lo más sorprendente, sin embargo, vino luego.
Algoritmos
Si los resultados del experimento con las palomas era ya sorprendente, más lo fue cuando se agruparon las respuestas de las palomas, combinando los votos de cada una para realizar una evaluación general de cada imagen. Entonces la tasa de precisión alcanzó el 99 %.
¿Qué significa todo esto? Hannah Fry ofrece un poco de luz a estos inquietantes resultados en su libro Hola mundo. Cómo seguir siendo humanos en la era de los algoritmos:
Apresurémonos a decir que, de momento, los puestos de trabajo de los patólogos no corren peligro. Ni creo siquiera que los científicos que diseñaron el estudio estuvieran sugiriendo que podía reemplazarse a los médicos por vulgares palomas. Pero el experimento sí demostró algo importante: detectar patrones ocultos en grupos de células no es una habilidad exclusivamente humana. Entonces, si una paloma puede hacerlo, ¿por qué no un algoritmo?
Y los algoritmos son mucho mejores que los médicos a este respecto. En otro estudio de 2015, por ejemplo, se tomó 72 biopsias de tejido mamario, y se solicitó la opinión a 115 patólogos. El resultado fue que el diagnóstico solo coincidió el 48 % de las veces. Como señala Fry, "ver reducido tu diagnóstico más o menos a un 50 % de probabilidades equivale prácticamente a lanzar una moneda al aire: si sale cara podrían terminar haciéndote una mastectomía innecesaria".