¿Te gustaría que tu madre te leyera tus correos electrónicos?

ELIZA fue un bot de chat bastante simple que fue lanzado al mundo en 1966 por Joseph Weizenbaum, profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. El nombre hacía referencia a la analfabeta que en My Fair Lady toma clases con el profesor Higgins a fin de convertirse en una señorita.

Desde entonces, las interacciones con inteligencias artificiales son cada vez más fluidas. A pesar de sus errores, hasta hace poco nos hubiera parecido imposible interactuar con Siri o Cortana tal y como ya lo hacemos. El siguiente paso, tal vez, es que sus voces sean las de nuestras madres.

Voz y oxitocina

Los navegadores ya pueden usar diversas voces para llevarte a tu destino, incluso algunas particularmente chocantes como la de Chiquito de la Calzada. En poco tiempo, podremos escuchar esas voces, y también la voz de nuestro asistente personal, con la voz que queramos. Incluso la propia.

Habida cuenta de que la vez de las madres tiene un profundo efecto psicológico en los hijos, por ejemplo Leslie Seltzer ha publicado un estudio en el que sugiere que el oír la voz de la madre eleva los niveles de oxitocina en las niñas, con efecto calmante, ¿por qué no podría tener la voz de nuestra madre?

Entonces la lecturas de correos electrónicos y mensajes de SMS podrían ser leídos en voz alta por una voz sintética idéntica a la de nuestra madre, incluso con el mismo tono de voz con el que antaño nos recibía al llegar a casa a las tantas de la madrugada: “¿Has cenado? Si quieres te frío un huevo”.

¿Estaríais dispuestos a adoptar este tono de voz en vuestro smartphone? ¿O más bien os daría yuyu que la voz de vuestra madre leyera vuestras cosas?

Sea cual sea vuestra respuesta, Thomas P. Keenan, miembro del Instituto de Defensa y Asuntos Exteriores canadiese, escribe en su libro Tecnosiniestro:

Hay quien especula que un programa de inteligencia artificial que hablase con la voz de tu madre, peleara sus expresiones más queridas y poseyera un conocimiento íntimo de tu recorrido vital, podría convertirse en un instrumento poderosísimo para calmarte, interrogarte e incluso someterte.