La falta de electricidad es un problema que afecta casi a un cuarto de la población mundial y que frena el desarrollo socioeconómico, la educación y la salud de las personas que lo padecen.
Iniciativas como la de la empresa Husk Power Systems que produce energía eléctrica a partir de cáscaras de arroz en Binhar, una de las zonas más pobres de India. El sistema genera un ahorro de keroseno a las familias, reduce la polución, mejora la salud de las zonas rurales, promueve el desarrollo socioeconómico al mantener los negocios abiertos durante más tiempo y permite aumentar las horas de estudio de los niños, entre otras ventajas.
Además de la producción de energía se ha conseguido transformar el residuo de cáscara de arroz en incienso, lo que genera ingresos extra a más de 500 mujeres.
El camino ha sido duro, ya que Husk Power Systems ha tenido que crear toda la infraestructura necesaria, desde el aprovisionamiento de las materias primas a postes de bambú, contadores electrónicos o un sistema de pago para clientes con escasos recursos.
En todo este proceso las donaciones internacionales han sido claves como la Fundación Shell y su programa de Acceso a la Energía.
Vía | El País
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