El rayo de confinamiento de la Instalación de Ignición de Estados Unidos (National Ignition Faciliity, NIF), un laboratorio de investigación sobre la fusión, está considerado el láser más potente del mundo. Es un láser ultravioleta con una potencia de salida de 500 teravatios. La maquinaria y los componentes electrónicos que activan el láser NIF requieren un espacio mayor que un estadio de fútbol.
Pero el disparo de una billonésima de segundo con el dispositivo LFEX (láser para experimentos de ignición rápida) de la Universidad de Osaka, disparado en 2015, alcanzó 2 petavatios (2.000 teravatios).
Si tenemos en cuenta la mayor energía láser dirigida hacia un mismo objetivo, entonces hemos de hablar de nuevo del NIF. En junio de 2009, un grupo de científicos del NIF, empezó a operar con un haz de 192 láseres diseñados para investigar la fusión nuclear.
Los haces de láser estaban dirigidos hacia una pequeña esfera del tamaño de un guisante rellena de combustible de hidrógeno para realizar experimentos de fusión. El 27 de enero de 2010, los investigadores dispararon hacia el objetivo los haces de láser durante unas milmillonésimas de segundo liberando un megatón de energía, equivalente a una explosión producida por 0,2 kilogramos de TNT.
¿Para qué necesitamos láseres tan potentes? Por ejemplo, para comprimir un nanocristales de diamante hasta un presión de 5 billones de pascales, unas 14 veces la presión que hay en el centro de la Tierra. Así se puede estudiar mejor el comportamiento de la materia en las entrañas de los planetas, como Júpiter.
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