Las esferas pueden encontrarse con cierta facilidad en la naturaleza. Sin embargo, crear esferas artificialmente siempre ha constituido un tour de force para el ser humano.
Por ejemplo, veamos el ejemplo de una pelota de ping pong, que debe ser perfectamente esférica para que no se malogre el juego. Para crearlas, se funden entre sí dos hemisferios de celuloide. Sin embargo, con este método sólo el 5 % de las pelotas pasan el control de “esfericidad”.
En busca de esferas perfectas, en la campaña previa a la Copa Mundial de Fútbol celebrada en 2006 en Alemania, hubo fabricantes que anunciaron haber fabricado el balón de fútbol más esférico del mundo.
Algo realmente complicado si tenemos en cuenta que los balones se fabrican cosiendo entre sí piezas de cuero. De modo que la clave de todo reside en encontrar las formas más adecuadas para que luego puedan ser simétricamente ensambladas. ¿Formas con muchas caras? ¿Con pocas?
Tras siglos de experimentación geométrica, y gracias a los cálculos de Arquímides, las formas más propicias para crear un balón de fútbol acabaron siendo los pentágonos y los hexágonos. Aunque también sería posible ensamblar entre sí 30 cuadrados, 20 hexágonos y 12 decágonos, para formar una figura simétrica llamada el gran rombicosidodecaedro.
Uno de los sólidos arqumedianos fue el que sirvió de modelo para el balón de los nuevos tiempos que se introdujo en la Copa Mundial celebrada en Alemania en 2006. Estaba hecho de 14 piezas curvas, estructurado sobre el octaedro truncado: tomemos el octaedro hecho de ocho triángulos equiláteros, y cortemos los seis vértices. Los ocho triángulos se convierten en hexágonos, y los seis vértices quedan reemplazados por cuadrados.
Pero las posibilidades son muchas, y aún dista de haberse resuelto el misterio de la creación del balón más esférico posible. Según Marcus du Sautoy, en Los misterios de los números:
Quizá en futuras Copas Mundiales den protagonismo a uno de los balones de fútbol de Arquímedes más exóticos. Mi preferido sería el dodecaedro achatado, hecho de 92 piezas simétricas: 12 pentágonos y 80 triángulos equiláteros.
El balón reglamentario también debe superar una serie de exigencias. Está listo para salir a la venta cuando, después de haber sido lanzado miles de veces por una máquina que los dispara a 50 kilómetros por hora contra una pared (correspondiente a lo que sufre el balón en una temporada de juego), sigue manteniendo los parámetros reglamentarios.
Según la FIFA, el balón ha de medir como mínimo 68 y como máximo 70 centímetros de circunferencia. Cuando se tira desde una altura de 2 metros, su salto sólo debe alcanzar entre 120 y 150 centímetros de altura, gracias a los trozos de gomaespuma que se encuentran en su interior.
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