Una aceleración de 1 g es generalmente considerado como equivalente a la gravedad estándar. La aceleración con que caen los cuerpos (aceleración de la gravedad) es g = 9,8 m/s2). Es lo que ahora mismo estáis experimentando. Sin embargo, cualquier movimiento puede incrementar esas g. La mayoría de nosotros nunca estamos sometidos a más de 8 g durante un segundo.
Algunas personas disfrutan experimentando muchas g, como la gente que seguramente ya está ansiosa por subirse a la montaña rusa más grande y rápida de Europa, que se construye en España. Pero ¿cuál es el límite de nuestro cuerpo?
Los mejores pilotos de combate soportan fuerzas de 9 g antes de experimentar lo que se llama g-LOC, pérdida de conciencia inducida por la gravedad. Un piloto de 88 kg sometido a esa fuerza tiene la sensación de que pesa 796 kg. Con todo, nuestra tolerancia a las fuerzas g depende de la magnitud y duración de la aceleración o deceleración, y de la orientación de nuestro cuerpo.
El récord de resistencia a una fuerza vertical mayor lo ostenta el doctor R. Flanagan Gray de la NASA, que soportó 31,25 g en un tanque especial de agua que presurizaba su cuerpo y le ayudaba a resisitir. El de aceleración horizontal corresponde al coronel del Ejército del Aire estadounidense John Stapp, quien, en experimentos con trineos impulsados por cohetes a finales de la década de 1940, resistió 46,2 g.
El estadounidense Eli L. Beeding Jr. ostenta desde 1958 el récord mundial al soportar 82’6 g durante 0’04 segundos; después se pasó tres días en un hospital. Pero esto no es nada comparado con Un pájaro carpintero puede taladrar el tronco de un árbol hasta hacer un agujero golpeándolo a un ritmo entre 18 y 22 veces por segundo con una desaceleración de 1.200 g.
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