Según entendemos la Física hoy en día, en última instancia todo está compuesto de una serie de partículas elementales: quarks, electrones, fotones, y unas cuantas más. El resto de partículas son, en realidad, agrupaciones de otras más pequeñas, no son elementales. Quizá más adelante haremos un censo de partículas.
Por ejemplo, los protones y neutrones se forman a partir de tres quarks; los átomos se forman por neutrones, protones y electrones; las moléculas constan de varios átomos, y un largo etcétera.
Por lo tanto, desde un punto de vista reduccionista, si logramos entender las propiedades de las partículas fundamentales y sus interacciones, entonces comprenderemos la realidad completamente. Los diagramas de Feynman se dedican precisamente a ello, representan las interacciones entre partículas, y vamos a dedicar unos cuantos posts a hablar sobre ellos.
Antes de empezar esta serie, quiero empezar respondiendo una de las preguntas que probablemente formulareis, ¿cuál es el estado de aceptación de todo lo que voy a decir? ¿Es sólo una hipótesis de trabajo, o es algo bien comprobado?
Todo lo que diremos se enmarca en la teoría cuántica de campos, que como dijimos a finales de año es la última teoría que ha pasado el testeo experimental. Es decir, es lo más cerca a día de hoy que estamos de la verdad comprobada.
Es más, los diagramas de Feynman son una técnica que se siguen utilizando a diario en las facultades de Física. No se explican hasta casi el final de la carrera, pero son una herramienta fundamental para la Física de partículas, y para explicar experimentos tan costos y complicados como los modernos aceleradores de partículas.
Foto | Texample
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