Prípiat, localidad ucraniana situada a apenas cuatro kilómetros de la accidentada central nuclear de Chernóbil, era una ciudad modelo del paraíso comunista. Hasta que se convirtió en una de las ciudades fantasma más inquietantes del mundo. Casi estamos hablando de una ciudad momificada.
Fue fundada en 1970 para dar hogar a los trabajadores de la central nuclear de Chernobyl y a sus familias. Debido al escape de radiación 400 veces superior al producido por la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima en 1945, la floreciente ciudad tuvo que ser evacuada de 50.000 habitantes en menos de 3 horas por parte del ejército ruso. Sólo la dirección del viento el día de la explosión evitó que todos los habitantes de Prípiat hubiesen muerto ya.
Las personas fueron desalojadas de sus domicilios a la fuerza, sin dar tiempo a nadie a hacer las maletas o agarrar sus posesiones más preciadas; los animales domésticos y el ganado fueron directamente sacrificados.
La evacuación fue tan apresurada que todo permanece tal y como estaría en un día normal, salvo por la falta de gente.
La ciudad es un museo a tamaño real de una ciudad soviética de los años ´80. Una fotografía en 3 dimensiones del pasado. El escenario para rodar una película de viajes en el tiempo.
Las únicas personas que pisan el lugar son los investigadores, los científicos y las fuerzas de seguridad que custodian la zona.
Alrededor de Chernobyl y Prípiat queda un puñado de aldeas diseminadas que corrieron idéntica suerte, en cuyas entradas puede divisarse uno de esos letreros con ese símbolo amarillo universalmente conocido que indica la presencia de radioactividad. Se calcula que Pripyat podría ser repoblada dentro de unos 900 años. Menudo alivio.
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