El Sistema Internacional cuenta con siete unidades básicas: metro, kilogramo, segundo, amperio, kelvin, mol y candela. Siendo, todas ellas, las más importantes para el mundo del comercio y la ciencia.
Estas magnitudes físicas deben permanecer inalteradas con el tiempo, pero ¿por qué modificar el kilogramo?
La respuesta es que tiene como referencia un objeto y con el paso del tiempo ha variado de masa y peso. Se trata de una pieza de platino iridio fabricada en Londres en 1889 y guardada en París, concretamente en la Oficina Internacional de Pesos y Medidas.
Y es que, según las medidas realizadas en cien años, la masa de este cuerpo ha variado aproximadamente 50 microgramos.
Parece insignificante, pero este cambio es lo que ocupa a científicos de todo el mundo. Por eso trabajan en una nueva definición que tenga como referencia el valor fijo de una constante que se mantenga inalterable.
Parece ser que una posible solución se basa en la “constante de Plank“, pero los expertos en metrología de masa piden conclusiones experimentales y unánimes antes de cambiar la definición.
El kilo seguirá así los pasos del metro, que originalmente era una fracción del arco del meridiano de París y que se define ahora a partir de la velocidad de la luz, y abrirá el camino para otras redefiniciones, como la del amperio, el kelvin y el mol.
El objetivo final es que todas las unidades, que forman la base del sistema mundial de medidas, sean estables y universales.
Vía: El Mundo
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