Al igual que cualquier unidad militar, las bacterias infecciosas tienen acceso a numerosas armas y sistemas de comunicación eficientes.
Como soldados en el campo de batalla también son susceptibles a los ataques suicidas.
Investigadores de la Universidad Tecnológica Nanyang en Singapur, han utilizado como herramienta la biología sintética para crear una Escherichia coli que pueda infiltrarse entre otras bacterias malignas y explotar, matando, de esta manera, a los agentes patógenos.
El proyecto, según Chueh Loo Poh un bioingeniero del equipo de investigadores, fue inspirado por la naturaleza, en particular por la capacidad de algunas bacterias para detectar un número de microorganismos, ya sea de su misma especie o de otras personas en su entorno.
Por ejemplo, el patógeno Pseudomonas aeruginosa se comunica con otros miembros de su propia especie mediante señales químicas. Y de forma colectiva comienzan a liberar una toxina bacteriana llamada pyocin que mata a todo tipo de competencia.
Juntas, estas capacidades de comunicación y defensa, permiten que P. aeruginosa forme capas llamadas biopelículas que pueden causar infecciones en el tracto respiratorio de seres humanos y que son especialmente peligrosas para pacientes con fibrosis quística.
Poh y el ingeniero químico Mateo Wook Chang, de la misma universidad, decidieron aprovechar el potencial de P. aeruginosa para crear un arma contra sí misma, utilizando E. coli como portador.
Los investigadores modificaron los genes que permitían a P. aeruginosa detectar a otros miembros de su especie y los pusieron en el genoma de E. coli. El resultado fue una E. coli que produce pyocin modificado de tal manera que es tóxico para P. aeruginosa.
Al vincular el pyocin a la detección de genes, los investigadores se aseguraron que cuando la E. coli detecta P. aeruginosa en los alrededores, se llenan de grandes cantidades de pyocin, convirtiéndose en bombas de relojería.
Lo que falta al equipo es demostrar si el pyocin es eficaz también para acabar con las P. aeruginosa que hayan formado biopelícula.
El sistema tendría que someterse a un montón de estudios y experimentos antes de poder considerar el uso en seres humanos, ya que E. coli puede ser tóxica fuera del intestino.
Vía | Science
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