Hay gente que, al hablarte, te mira directamente a los ojos. Otros, los más tímidos, desvían la vista continuamente o miran directamente al suelo. Los autistas siempre miran hacia otro sitio, como si una mesa o una pared tuvieran tanta entidad para ellos como un ser humano.
Por primera vez, ahora disponemos de un estudio genético que demuestra que el tiempo que pasamos mirando determinados rostros está influenciado por nuestra composición genética. Y también que, según los genes, interpretaremos de una u otra forma las expresiones faciales de los demás.
El estudio ha sido llevado a cabo por científicos de la Universidad de Reading y de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra y concluye que variaciones en dos de los cuatro polimorfismos (mutaciones que ocurren de manera natural) de un gen receptor de cannabinoides (el CNR1) determina que la gente mire durante más tiempo las caras felices, y durante menos tiempo las caras que mostraban disgusto.
Para llegar a estas conclusiones, se analizaron el ADN de 28 adultos voluntarios. Además, probaron (utilizando un “rastreador de miradas”) cuánto tiempo pasaban éstos mirando los ojos y las bocas de rostros que aparecían en videos, en los que se mostraban emociones diversas.
Por supuesto, los resultados de este estudio también podrían ayudar a comprender el uso atípico de las miradas en el caso de los autistas. Y también tendréis otra excusa si la chica que os gusta no os mira en el bar: bah, su dotación genética no se lo permite.
Vía | Tendencias21
Más información | Molecularautism
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