El aprendizaje de las moscas (y II)

El aprendizaje de las moscas (y II)
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Así pues, el aprendizaje, sobre todo, depende de los genes: la manera más segura de entender el aprendizaje consiste en comprender los genes y sus productos, que permiten que el aprendizaje se produzca. Pues en los seres humanos también existen genes CREB. El gen CREB humano está en el cromosoma 2, pero su aliado fundamental, el que le ayuda a realizar su función, está en el cromosoma 16 y se llama CREBBP.

El sistema AMP cíclico de las moscas de la fruta parece ser especialmente activo en las regiones cerebrales denominadas cuerpos fungiformes, extrusiones de neuronas en forma de seta. Ahora es cuando se empieza a comprender de verdad cuáles son las funciones de la proteína CREB y el AMP cíclico en estos cuerpos fungiformes.

Buscando sistemáticamente otras moscas mutantes incapaces de aprender o de recordar, Ronald David, Michael Grotewiel y sus colaboradores de Houston encontraron un tipo de mosca, a la que llamaron “volado” (expresión coloquial chilena que significa “despistado”). Esta mutación no tiene nada que ver con la proteína CREB o el AMP cíclico. Es la receta de una subunidad de una proteína llamada alfa-integrina, que se expresa en los cuerpos funfigormes y que parece desempeñar un papel juntando células.

Para comprobar que éste influía en la memoria y el aprendizaje y no en otros aspectos, los científicos de Houston realizaron un experimento bastante curioso. Tomaron algunas moscas en las que el gen volado había sido inutilizado e insertaron una copia nueva unida a un gen “sensible al calor”, un gen que se activa cuando se calienta de repente. Los dispusieron de tal forma que el gen volado sólo funcionaba cuando el gen sensible al calor estaba activado.

A temperaturas frías, las moscas no pueden aprender. Sin embargo, tres horas después de una descarga de calor se convierten repentinamente en buenas aprendices. Unas horas después, a medida que la descarga de calor se desvanece, pierden de nuevo la capacidad de aprender.

Esto significa que volado es necesario en el momento preciso del aprendizaje; no es simplemente un gen necesario para construir las estructuras que realizan el aprendizaje.

Ahora que el problema del aprendizaje se ha reducido a nivel molecular, se abren nuevos y fascinantes caminos hacia la comprensión del aprendizaje y la memoria. El misterio, por ejemplo, de tratar de averiguar de qué manera las conexiones entre neuronas no sólo proporcionan el mecanismo de la memoria, sino que “son” memoria.

Vía | Genoma

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