Zhao Bowen es un chico un prodigio de 20 años al que muchos tildan ya como el "Bill Gates de China". Y es que, a pesar de su juventud, Bowen es el supervisor del laboratorio de genómica cognitiva del Instituto de Genómica de Pekín (BGI por sus siglas en inglés). Con solo 15 años, fue coautor de un estudio sobre el genoma del pepino que fue publicado en la revista Nature Genetics en 2009.
Sin embargo, su salto a la fama se ha debido a su controvertida investigación en busca de las raíces genéticas de la inteligente, que promete que en pocos años permitirá que los padres seleccionen a los embriones en función de su coeficiente intelectual potencial.
Con más de 100 máquinas de secuenciación de genes, el equipo de Bowen está descifrando alrededor de 2.200 muestras de ADN, la mayoría procedente de los estadounidenses más brillantes, con un coeficiente intelectual (CI) de 160 o más. El gobierno de Shenzen acordó pagar por la mitad del proyecto y BGI aportaría el otro 50%.
Bowen, quien espera publicar los hallazgos de su equipo a mediados de año, señala:
Por mucho tiempo, la gente ha decidido ignorar la genética de la inteligencia. (...) La gente cree que es un tema controvertido, especialmente en Occidente. Pero no es así en China, donde estudios del cociente intelectual (IQ) son considerados más como un reto científico y por lo tanto son más fáciles de financiar.
Genes e inteligencia
Las raíces genéticas de la inteligencia todavía son oscuras, a pesar de que existan estudios que sugieran que al menos la mitad de la variación en el coeficiente intelectual es heredada. A. R. Jenssen y H. J. Eysenck, por ejemplo, presentaron a finales de 1960 investigaciones que determinaban que la herencia genética era responsable del 80 % de la inteligencia de un individuo cualquiera. Estos estudios se basaban en el seguimiento de los gemelos univitelinos (con el mismo genotipo, como si fueran clones) que habían sido educados por separado, en familias distintas, incluso en entornos culturas disímiles. Tras pasar un test de CI, ambos gemelos presentaban un resultado similar.
Se han identificado algunos genes que pueden disminuir significativamente el CI en pacientes afectados con el retraso mental, por ejemplo, pero aún no se han encontrado genes que mejoren el CI.
Sin embargo, el equipo de Bowen pretende resolver el enigma al comparar los genomas de individuos con un CI extremadamente alto con el de personas normales. Y sus conclusiones podrían abrir el camino para una prueba genética que pronostique las habilidades cognitivas heredadas de una persona.
Bowen y su equipo dicen que van a tener éxito en la identificación de la base genética de CI y que dentro de los próximos diez años, su investigación se utilizará para seleccionar embriones durante la fertilización in vitro, aumentando el coeficiente intelectual de los niños no nacidos de hasta 20 puntos.
La investigación genética fue utilizada en el pasado para “dividir y deslegitimizar grupos raciales o individuos”, ha criticado Jeremy Gruber, presidente del Consejo para una Genética Responsable, un organismo de control con sede en Cambridge. Y no es la única crítica vertida hacia Bowen desde otros púlpitos. Y a todo esto se le suma algo que se está descubriendo poco a poco. Que la inteligencia no es tan fácil de medir como se había creído, y que existen inteligencias múltiples, amén de otras capacidades coadyuvantes.
Vía | Quartz
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