Desde hace 25 años, los nipones tienen la esperanza de vida más alta del mundo, una media de 86 años.
El primer estudio de una serie sobre el país insular, publicado en la revista The Lancet, trata las razones de este éxito y las presiones derivadas de una población que envejece rápidamente.
El primer estudio, liderado por Kenji Shibuya, investigador de la Universidad de Tokio (Japón), muestra el rápido aumento de la esperanza de vida durante las décadas de 1950 y 1960, a medida que las primeras enfermedades infecciosas disminuyeron y cayó la mortalidad por infarto.
La introducción de la cobertura sanitaria universal en 1961 hizo posible la igualdad de oportunidades en la promoción de la salud. Los logros llegaron a toda la población, a todas las regiones y grupos socioeconómicos.
Sin embargo, esta tendencia a la baja en la desigualdad socioeconómica sanitaria ha sido menos obvia a partir de la década de 1990, con el aumento gradual de la discrepancia en los salarios.
Los autores hacen hincapié,
cómo la experiencia del país puede constituir un recurso importante para la comunidad sanitaria global que trascienda las fronteras geográficas, sociales, culturales y políticas, que ayude a entender y mejorar la salud de la población en todo el mundo
Hoy en día, los japoneses van al médico una media de 13,4 veces al año, más del doble que los residentes del Reino Unido (5 veces).
Además, algunas empresas financian revisiones médicas completas para prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas y detectar el cáncer en sus fases más tempranas.
Esta serie [de artículos] sobre Japón pone de relieve su capacidad única para hacer frente a los retos diferentes y cambiantes de la salud de la población en los últimos 50 años a la hora de conseguir la longevidad de sus habitantes, esperamos que sirva de guía para ayudar a otros países
Comentan sus autores.
Los futuros avances en la longevidad japonesa dependen de la prevención de los factores de riesgo más importantes de enfermedades crónicas, como el consumo del tabaco, la obesidad y la tensión arterial no controlada.
También deberá controlarse el tratamiento de la infección por Helicobacter pylori, que tiene una gran presencia en varios países asiáticos.
Vía | SINC
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