Si eres islandés y ves a una chica guapa en un bar... hay muchas probabilidades de que sea pariente tuya. La razón de ello es que Islandia está tremendamente aislada del mundo, y por ello allí pueden funcionar aplicaciones para smartphone como la siguiente, que sirve para saber al instante si le estás tirando los tejos a un primo lejano.
Basándose en una web de información genealógica, Íslendigabók, que tiene datos de 700.000 islandeses entre vivos y muertos, permite consultar el parentesco que se tiene con otra persona y decidir si es o no demasiado cercano antes de ir más allá. Basándose en esta base de datos, se ha creado la aplicación móvil ÍslendingaApp.
En el Libro de los Pobladores, del siglo XII, están consignados los nombres de los 400 colonos que recalaron en la isla y, a partir de ellos, se puede trazar el árbol genealógico de la mayoría de islandeses contemporáneos. Pues los habitantes de Islandia son el epítome de la endogamia. El periodista especializado en ciencia Matt Ridley lo describe así en su libro Genoma:
Islandia es el perfecto laboratorio genético porque allí se estableció un pequeño grupo de noruegos alrededor de 900 d.C. y desde entonces ha habido muy poca inmigración. Prácticamente la totalidad de los doscientos setenta mil islandeses descienden de aquellos pocos miles de vikingos que llegaron a Islandia antes del periodo glaciar menor. Mil cien años de fría soledad y una plaga devastadora en el siglo XIV han hecho que la isla sea tan endogámica que es un buen terreno genético. Precisamente, un emprendedor científico islandés que trabajaba en América regresó recientemente a su país natal para poner en marcha un negocio que ayuda a la gente a averiguar el origen de sus genes. (…) Dos familias islandesas con una historia de cáncer de mama frecuente pueden remontar su genealogía hasta un antepasado común nacido en 1711.
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