Una investigación, realizada por el bioquímico Colin Sharpe y colegas en la Universidad de Portsmouth, y que se publica en PLoS One, ha identificado por primera vez los genes que determinan al complejidad de un animal, es decir, los genes que por ejemplo diferencian a los seres humanos de las moscas de la fruta.
En el estudio se analizaron grandes cantidades de datos de los genomas de nueve animales (de humanos y monos macacos a gusanos de nematodos y la mosca de la fruta) y calcularon la diversidad de cada uno a nivel genético. Según explica Colin Sharpe:
Una medida común de la complejidad es el número de diferentes tipos de células en un animal, pero poco se sabe acerca de cómo se logra la complejidad a nivel genético. El número total de genes en un genoma no es un conductor, este valor varía sólo ligeramente en organismos multicelulares, por lo que buscamos otros factores.
Lo que se halló en el estudio es que un pequeño número de proteínas eran mejores en la interacción con otras proteínas y con la cromatina, la forma envasada de ADN en el núcleo de la célula:
Estas proteínas parecen ser excelentes candidatos para lo que está detrás de los niveles enormemente variados de complejidad en los animales. Esperábamos identificar genes que interactuaran directamente con el ADN para regular otros genes, pero no fue así, sino que identificamos genes que interactuaban con la cromatina. Nuestros resultados sugieren que el aumento de la capacidad de ciertas proteínas para interactuar entre sí para regular la organización dinámica de la cromatina en el núcleo es un componente de la complejidad animal.