Gracias a la investigación de la Universidad de Stuttgart publicada en la revista Meteoritics and Planetary Science se descubrió que el dios Vaisravana del Tíbet estaba tallado en una material muy singular: el fragmento de un meteorito.
El meteorito, de 210 kg de ataxita (un tipo de meteoritos que se caracterizan por estar compuestos mayoritariamente por hierro (Fe) y níquel (Ni)), llamado Chinga, se precipitó en la Tierra hace unos 15.000 años. La talla corresponde al siglo XI.
Fue traída a Alemania en una expedición nazi que Heinrich Himmler envió al Tíbet para rastrear los orígenes de la raza aria. No es extraño que sintieran curiosidad por la talla (a pesar de que entonces no sabían que estaba hecha de un fragmento de meteorito), pues tiene una suerte de esvástica en sentido contrario en el vientre, un símbolo muy habitual en la zona de la India hace 5.000 años.
Esta apasionante historia propia de Indiana Jones, sin embargo, podría ser parcialmente falsa, tal y como han puesto de manifiesto diversos expertos: puede ser, en realidad, una falsificación del siglo XX. Lo que sí parece innegable es que está esculpido en un fragmento del meteorito Chinga.
Los meteoritos representaron para muchas culturas antiguas un evento de adoración y divinidad. No es raro que, desde los inuit de Groenlandia hasta los aborígenes de Australia, usaran su material para crear ofrendas.
Vía | El Comercio
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