El agua más antigua que hayamos descubierto nunca en la Tierra ha sido recientemente localizada por geocientíficos de la Universidad de Toronto: tiene 2.000 millones de años y se encuentra a 2,4 kilómetros en una mina de Kidd Creek, ubicada en Timmins, Ontario.
Sorprendentemente, este agua fluía libremente, y no estaba encapsulada en una formación rocosa. Un análisis químico del agua ha revelado trazas de helio, argón, neón, kriptón y xenón.
El equipo ha sido liderado por el geólogo Oliver Warr, que ha comentado qué pasaría si nos bebiéramos ese agua tan provecta: “No te mataría si lo bebieses, pero sabría terriblemente mal”. Más allá de la anécdota, un análisis posterior de esta matusalénica agua podría revelar nuevos datos del estado de la Tierra hace dos mil millones de años.
Hace 3 años, los mismos investigadores descubrieron agua de 1,5 mil millones de años en la misma mina, pero a menos profundidad, tal y como explicaba en El elemento del que solo hay un gramo:
Según Sherwood, que incluso llegó catar su sabor con sus propias papilas gustativas, esta agua tiene la consistencia del sirope diluido y es mucho más salada que el agua del mar.
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