Llamado goldschmidtita en honor a Victor Moritz Goldschmidt, el fundador de la geoquímica moderna, un nuevo mineral ha sido descubierto en el interior de un diamante desenterrado de una mina en Sudáfrica.
El hallazgo ha sido realizado por Nicole Meyer, estudiante graduada en la Escuela de Investigación y Capacitación de Exploración del Diamante de la Universidad de Alberta (Canadá) y los detalles han sido publicados en American Mineralogist.
Minerales que nunca hemos visto
Algunos minerales se forman a profundidades tales de la superficie terrestre que sencillamente nunca se han visto o se han visto de forma muy ocasional. Este último caso es el de la goldschmidtita. Y es que se estima que el diamante que contiene la goldschmidtita se formó a unos 170 kilómetros debajo de la superficie de la Tierra (no hemos logrado perforar más allá de los 11 kilómetros), a temperaturas que alcanzan casi 1.200 C.
Sobre la composición del mineral, Nicole Meyer explica:
Tiene altas concentraciones de niobio, potasio y los elementos de tierras raras lantano y cerio, mientras que el resto del manto está dominado por otros elementos, como el magnesio y el hierro.
Debido a lo difícil que es perforar a través de la corteza terrestre para llegar al manto,se confía en pequeñas inclusiones minerales dentro de los diamantes para aprender más sobre la química de la Tierra debajo de la superficie: ha habido varios intentos de nombrar nuevos minerales después de Goldschmidt, pero los anteriores han sido desacreditados.
Otro caso curioso es el del mineral más abundante de la Tierra, que hasta hace poco ni siquiera se logró ver. Antes de su bautizo oficial, el mineral sin nombre sencillamente se designaba por parte de los geólogos como MgSiO3, es decir, un mineral compuesto de magnesio, silicio y oxígeno. El problema es que se encuentra a partir de una profundidad de 670 kilómetros, aunque forme aproximadamente el 50 % del volumen del manto inferior de nuestro planeta. Es decir, que se estima que el mineral sin nombre representa el 38 % del volumen de la Tierra.
Sin embargo, en 1879 se precipitó en Queensland, Australia, un regalo en forma de meteorito que en sus entrañas albergaba una pequeña muestra de este mineral sin nombre. El meteorito Tenham solo contenía una muestra de tamaño microscópico de MgSiO3, pero fue lo suficiente como para que se pudiera bautizar por fin con un nombre: bridgmanita.