Lo hemos oído muchas veces, California sufrirá un gran terremoto y será dentro de poco tiempo. En general, este tipo de predicciones se basan en estudios estadísticos, análisis de la frecuencia y magnitud de los terremotos anteriores. Suponemos que el futuro será como el pasado y realizamos una estimación.
Pero los avances en la tecnología, como el G.P.S. o la interferometría por radar desde satélites, nos están permitiendo medir con cierta precisión los esfuerzos a que esta sometido el terreno en una falla. Esto es fundamental, ya que un terremoto es la liberación brusca de esa energía acumulada. Algo así como soltar un enorme muelle. Los resultados de las últimas mediciones apoyan los análisis estadísticos y son igualmente preocupantes.
El geofísico Yuri Fialko de la Universidad de California, San Diego ha medido las deformaciones del terreno a lo largo de la falla de San Andrés. Superficialmente, los bordes permanecen unidos y sin movimientos. Sin embargo, analizando los estratos mas profundos se detecta un desplazamiento de unos ocho metros. Esta diferencia de recorrido entre la superficie y las capas profundas provoca una enorme acumulación de energía que debe disiparse en algún momento.
Si tenemos suerte la energía se liberará en varios temblores “pequeños”. Si se libera de una sola vez generaría un terremoto de magnitud 7,5 u 8 en la escala de Ritcher. Este nivel es similar al del terremoto de San Francisco en 1906. Por si esto no fuera suficiente, el mismo estudio ha detectado movimientos mayores de esperado en otra falla cercana, la de San Jacinto, que podrían ocasionar un terremoto de magnitud 7 a corto plazo. Dan ganas de desearles uno, pequeño y pronto, antes de que se acumule demasiada energía.
Vía | New Scientist Más Información | Scientific American