Hace casi 252 millones de años tuvo lugar la extinción más masiva de la historia (de las cinco ocurridas). Ahora sabemos algo más sobre ella.
James Muirhead, un investigador asociado en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Syracuse, es coautor de un artículo en Nature Communications que explica cómo se formó un tipo específico de rocas igneas como prueba de la forma en que tuvo lugar dicha extinción.
Rocas ígneas
Según el estudio mencionado, la formación de rocas ígneas intrusivas, conocidas como 'sills' (repisas), condujo a la Tierra al fin período geológico del Pérmico, causando la extinción de más del 95 por ciento de las especies marinas y el 70 por ciento de las especies terrestres. El desencadenante fue el calor extremo desprendido durante la formación de los 'sills', liberando así los volúmenes masivos de gases de efecto invernadero necesarios para conducir la extinción.
Hay dos formas en que el magma forma la roca ígnea. Una forma es la extrusión, en la que el magma entra en erupción a través de cráteres volcánicos y grietas en la superficie de la Tierra; la otra es la intrusión, por la cual el magma es forzado entre las formaciones existentes de roca o sin ellas, sin llegar a la superficie. Tipos comunes de intrusión son los sills, los diques y los batolitos.
Ha habido cinco grandes extinciones en masa, ya que la vida se originó en la Tierra hace más de 600 millones de años. La mayoría de estos eventos se han atribuido, en varias ocasiones, a las erupciones volcánicas y los impactos de asteroides. Reexaminando el momento y la conexión entre el magmatismo, el cambio climático y la extinción, hemos creado un modelo que explica lo que desencadenó la extinción masiva del Pérmico final.
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