Barbara Ehrenreich, bióloga y doctora en Inmunología celular, tuvo una epifanía cuando se tuvo que someter a una mamografía y otras pruebas diagnósticas ciertamente invasivas: ¿acaso no estaba tan vigilante de su salud que podía sufrir un caso de sobrediagnóstico?
O más aún: ¿tal vez la vida no era tratar de hacer todas las cosas que nos apetecen para vivir más sino aprovechar el corto plazo de tiempo que estamos aquí para hacer más cosas que nos apetezcan?
Experiencias personales
Mezcla de experiencias personales y divulgación, la autora ha publicado Causas naturales. Cómo nos matamos por vivir más. Con un estilo cerano, se nos presentan ideas que en apariencia parecen entrar en colisión con la medicina alopática o científica, pero más bien lo hace contra el sistema en que aplicamos tal medicina: a toda costa, de forma rutinaria, con el único anhelo de sobrevivir más y más años.
Pero, por mucho que nos esforcemos, según la autora, no todo es susceptible de caer bajo nuestro control, ni siquiera nuestros cuerpos ni nuestras mentes. Con todo, aquí no encontraremos consejos prácticos sobre cómo prolongar la vida y afrontar el final de la misma, sino la actitud de repensar el proyecto de control personal de nuestra salud. Es decir, a determinar de nuevo qué porción de nuestra existencia deberíamos dedicar al proyecto de vivir más, habida cuenta de que todos tenemos cosas más interesantes que hacer.
Podemos pensar en la muerte con amargura o con resignación, como una trágica interrupción de nuestra vida, y tomar todas las medidas posibles para aplazarla. O, siendo más realistas, podemos pensar en la vida como una interrupción de una eternidad de no existencia personal, y aprovecharla como una breve oportunidad para observar e interactuar con el mundo vivo y siempre sorprendente que nos rodea.
El libro nos ha inspirado en Xataka Ciencia para escribir textos como éste: La meditación es tan útil como quedar para tomarse una copa con un buen amigo.