No estamos ante opúsculo alarmista y ludita sobre los riesgos de la tecnología. El autor no abomina de la tecnología, sino que alerta a propósito del uso maquiavélico de ciertas tecnologías. Un uso que empezó a aflorar hace ya un siglo, cuando los primeros periódicos (caros, de pocas páginas, sin anuncios, solo para intelectuales), devinieron en periódicos de gran tirada (baratos, de muchas páginas, con muchos anuncios y para todo el mundo).
Comerciantes de atención, de Tim Wu, es toda una odisea de cómo estos sistemas para captar nuestra atención (y mercadear con ella), se han ido sofisticado, hasta alcanzar el culmen: apps, redes sociales y otras pantallas diseñadas específicamente, algortímicamente, para persuadirnos a pasar cuanto más tiempo mejor entre ellas.
Un dechado de curiosidades
Estemos o no de acuerdo con el tema objeto de glosa del libro, la prosa de Wu es precisa, y es capaz de mezclar temas de la forma más amena, introduciéndote poco a poco por los vericuetos de su tesis, haciendo hablar tanto a filósofos muertos como a expertos actuales en neurociencias o psicología cognitiva.
Comerciantes de atención: La lucha épica por entrar en nuestra cabeza (ENSAYO)
A las pocas páginas de empezar, sabes que vas a aprender mucho sobre toda clase de temas, desde marketing hasta religión.
Wu, además, sabe de lo que habla (aunque no lo compartamos): este abogado y profesor de Derecho de la Universidad de Columbia lleva luchando por nuestros derechos en internet desde muchos hace años. El estallido del caso de Cambridge Analytica solo le ha dado la razón.
Especializado en competencia y derechos de autor, la carrera de Wu le ha llevado desde la oficina del Fiscal General de Nueva York (donde le asesoraba en asuntos relacionados con tecnología y la protección del consumidor) hasta The New York Times. Atención es fruto de toda su experiencia acumulada.
Por ello, su libro, Comerciantes de atención. La lucha épica por entrar en nuestra cabeza ha sido fuente de inspiración de entradas de Xataka ciencia como Esta fue la primera ofensiva contra los medicamentos milagro y demuestra que el paciente no puede defenderse solo.
En un momento en que el acceso a la información es prácticamente ilimitado, nuestra atención se ha convertido en un producto fundamental para el mercado. ¿Sentimos que desafían nuestra atención? Los negocios de Occidente dependen de ello. En casi cada momento de nuestras vidas, nos enfrentamos a un aluvión de mensajes, incentivos publicitarios, marcas, redes sociales y otros esfuerzos para captar nuestra atención. Pocos momentos o espacios cotidianos permanecen intactos por los «comerciantes de atención». Pero Tim Wu sostiene que esta condición no es simplemente el subproducto de innovaciones tecnológicas recientes, sino el resultado de más de un siglo de crecimiento y expansión de las industrias que se nutren de la atención humana. Desde el nacimiento de la publicidad hasta la explosión de la web móvil; de la invención del correo electrónico a los monopolios de atención de Google y Facebook; desde Ed Sullivan hasta marcas famosas como Oprah Winfrey, Kim Kardashian y Donald Trump, el modelo de negocio básico de los comerciantes de atención no ha cambiado: desvío gratuito a cambio de un momento de nuestra consideración, que a su vez es vendido al anunciante con la oferta más alta.