"Luke, yo soy tu padre" está considerada por algunos como la frase más memorable de la historia del cine. Al menos, la mayoría de la gente recuerda la escena de El Imperio contraataca. Lo que es menos conocido es que este recurso narrativo tienen nombre y fue usado por primera vez por Aristóteles en su Poética.
El nombre del recurso es anagnórisis, y se define como «el descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno, ocultos para él hasta ese momento».
Una obra escrito a treinta manos
Mutatis mutandis, Genes: el guion de la vida, podría ser el equivalente ensayístico de la anagnórisis. Porque no solo ofrece una nueva capa de comprensión sobre lo que somos, lo que son los demás respecto a nosotros, y gran parte de las varillas de virtudes que gobiernan las vicisitudes del mundo, sino que lo hace desde un punto de vista poliédrico y multifacético.
Genes. Escribiendo el guion de la vida (Divulgación Científica)
No en vano, cada capítulo encaja uno con otro como un rompecabezas y ha sido escrito por quince de extraordinarios divulgadores españoles: Óscar Huertas, Paula Ruiz Hueso, Rosa Porcel, Pedro Morell, Alex Richter-Boix, Víctor García Tagua, Adrián Villalba, Carlos Romá, Guillermo Peris, Isabel López Calderón, Conchi Lillo, Ignacio Crespo, Ana J. Cáceres, Sara Robisco y Carlos Briones. Todo ello salpimentado con ilustraciones de Cirenia Arias Baldrich.
Así pues, cada capítulo tiene su propio enfoque, su estilo y hasta sus bordes, pero en ocasiones lo que no dice uno, lo añade el otro, y viceversa. Probablemente esta sensación orgánica ha sido batutada por el coordinador del libro, Adrián Villalba, lo que permite su consumo de dos formas diferentes: por capítulos salteados, en función de los intereses, o de principio a fin como un melómano que asiste a la novena de Mahler dirigida por Bruno Walter en Viena en 1938.
Un libro, en definitiva, para conocer los orígenes de la genética, cómo funciona, cuáles son sus derivadas, qué preguntas responde y, también, qué inquietantes caminos abre a nivel bioético, pues vamos a dejar en breve de de ser humanos para ser Homo transgenicus.
Sobre este este último punto reside, sobre todo, el gran valor de este libro. Estamos frente a un cambio de paradigma de nuestra especie, un salto evolutivo: superar al Homo sapiens, por primera vez en la historia, prescindiendo de la ciega evolución natural.
Hasta dónde deberá permitirse que las personas se muten a sí mismas y a sus descendientes será un problema ético que requerirá de unos debates mucho más técnicos, complejos y difícilmente asimilables que los que hoy mantenemos sobre temas como el aborto o la eutanasia. Con todo, mientras se produce este debate, nos llegaran múltiples beneficios gracias a la llamada medicina de precisión.
A medio plazo, solo podrán beneficiarse de este tipo de medicina las clases más pudientes, pero a largo plazo se podrían reducir los costes porque cada vez será más fácil detectar enfermedades y se ofrecerán curas más eficaces. El pago quizá acabe siendo únicamente nuestros datos personales, como ya hacemos con servicios muy costosos que, sin embargo, a nosotros nos resultan gratuitos, como Google o Facebook.
Además, la investigación médica y el desarrollo de fármacos se abaratará ostensiblemente, porque, con semejante volumen de datos, se podrán llevar a cabo ensayos clínicos con tamaños muestrales más pequeños (pero estadísticamente más significativos) y ya no se buscarán fármacos que sean eficaces en un alto porcentaje de personas para que sean viables a nivel económico: podrán serlo solo para un grupo de personas, y esas personas serán precisamente las que comprarán ese medicamento, tornando económicamente viables muchos más medicamentos.
¿Podemos seguirle la pista a una bacteria tras infectar a toda una población? ¿Por qué necesitamos cultivos transgénicos? ¿Cuáles son las huellas que dejamos al domesticar animales salvajes? ¿En qué nos parecemos a nuestros parientes evolutivos más cercanos? ¿Sería posible resucitar una especie extinta? ¿Está todo escrito en nuestros genes? ¿Se puede modificar el ADN para tratar enfermedades incurables? ¿Debemos hacerlo por otros motivos? ¿Existen personas editadas genéticamente? ¿A dónde va a parar nuestra información genética? ¿Hay ADN más allá de nuestro planeta?