A principios del siglo XVIII tuvo lugar un descubrimiento trascendente. Se descubrió el poder y la aplicación de práctica del vapor. La posibilidad de contener, manejar y dirigir ese vapor permitiría dar origen a una forma de transformar energía por trabajo que permitiría a toda la humanidad dar un salto global: la Revolución Industrial.
1776, de hecho, se considera la fecha del nacimiento del primer artefacto dueño de un cierto grado, patente y reproducible, de precisión mecánica. Una precisión que podía medirse, registrarse, repetirse.
El principio de la precisión
Este fue el inicio de la precisión, pero solo fue el principio. Aún nos quedaba mucho por mejorar esa precisión, tal y como no explica Simon Winchester en su exquisito libro Los perfecccionistas: Cómo la precisión creó el mundo moderno. Un tour por las maravillas tecnológicas del mundo, desde la revolución industrial hasta la actualidad.
Los perfeccionistas: Cómo la precisión creó el mundo moderno (Noema)
La perfección no existe, pero quienes se empeñaron en alcanzarla han tenido más importancia en nuestra vida cotidiana de lo que pensamos. Este es un tourpor las maravillas tecnológicas, desde la revolución industrial hasta la actualidad. Hace comprensible por qué funcionan inventos como el avión, la lente de una cámara, las máquinas de rayos X, el telescopio Hubble, el friegaplatos, el microchip, el smartphone…, y también por qué pueden fallar.