El matemático francés Paul Pierre Lévy estableció un patrón matemático llamado con el poético nombre de “vuelo de Lévy”. Para entender el patrón hay que imaginarse una gaviota que busca alimento.
Podemos imaginarla en la orilla del mar, cazando cangrejos, permaneciendo alli durante horas. Hasta que cambia la marea. Entonces la gaviota es posible que vuele a gran distancia en busca de nuevo alimento.
Este patrón de muchos saltos cortos que se alternan con un número pequeño de saltos largos es la forma en la que actualmente se propagan las enfermedades entre las personas.
Antes no era así. Por ejemplo, en la Europa del siglo XIV, la peste no se propagó demasiado rápido de una ciudad a otra porque la gente no solía desplazarse más allá de unos kilómetros al día, y las personas con quienes interactuaba solían vivir en los alrededores.
En aquel tiempo se ha calculado que una plaga tardaba más de 3 años en desplazarse desde el sur de Europa a los rincones más septentrionales, con una velocidad de 4 o 5 kilómetros al día, tal y como refiere el estudio de S. Scott y C. Duncan, Biology of Plagues: Evidence from Historial Populations.
Ahora contemplemos la propagación de una nueva enfermedad surgida en el año 2003, la llamada neumonía atípica o síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Debido a que las personas han aumentado radicalmente la capacidad de viajar, y que el alcance físico de las redes sociales modernas ha incrementado la velocidad a la que se pueden propagar los patógenos, se pudo comprobar lo siguiente:
Uno de los afectados por la epidemia de SRAS transportó la infección casi 13.000 kilómetros (de China a Canadá) en un solo 24 horas. Sin duda un vuelo de Lévy de funestas consecuencias.
Más información | Un accidente en el caos
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Yunni
Este patron también se manifiesta en: colisiones de los fotones con el rubidio, en el marketing y en las redes sociales. Cuando alguien descubre una web que le gusta, tiende a ‘merodear’ por los enlaces que encuentra, la visita una y otra vez hasta que llega un momento en que ya no le proporciona apenas beneficio (tal vez ya no tiene tiempo, o hay "roscas", o simplemente se ha aburrido). Entonces se mueve hasta encontrar otra web que ‘merodear’. Repitiendo el ciclo.
Todo son manifestaciones de un mismo comportamiento, un patrón del azar llamado el vuelo de Lévy. Me pregunto, si hay un patron en este azar ¿Podemos continuar llamandolo azar?
Usuario desactivado
Felicidades por el post.. Es bueno recordar que la peste (bacteria yersinia pestis) se transmite por la picadura de las pulgas de las ratas y no se transmite entre humanos, por eso posiblemente se demoro en propagarse en europa en 1300. Las infecciones respiratorias como el SARS y el H1N1 se transmiten entre humanos de forma respiratoria con tan solo hablar con alguien infectado, por eso se transmite tan rapidamente (y con ayuda de los aeropuertos congestionados y los vuelos internacionales se convierte en pandemia)
Usuario desactivado
Antiguamente tardaba mucho en propagarse una enfermedad pero en la actualidad basta con coger un avión para infectar una ciudad y despues el pais y asi, la tecnologia es buena pero cuando nos jode lo hace bien. Saludos
kawa-v
Esto puede verse en la novela "Guerra Mundial Z" de Marks Brooks, en la que se explica que una (o más bien otra) de las causas de la propagación del virus zombie por el mundo se debía al mercado negro de trasplantes de órganos.
Las mafias mataban en china a un infectado, le quitaban un riñón (infectado por supuesto) y lo enviaban a un médico para que operase en inglaterra/argentina/canadá/etc. Consiguiendo así un infectado en inglaterra.
amauroreal
Osea la tecnologia atrae lo bueno y lo malo, cuanto mas inventos utilizados por los humanos mas enfermedades se propagan,pero a su vez, el remedio es mas rapido.
zormon
Pero es que ésto es lógico matemáticamente: las probabilidades de que una enfermedad se transmita entre la gente de alrededor es mucho más alta que el "viaje" hasta la otra punta del globo (tiene que haber alguien contagiado, que no se haya dado cuenta y que vuele en el avión y al llegar contagie a otros, hay muchas más variables). A medida que la distancia aumenta, las posibilidades disminuyen.
Antiguamente las posibilidades de viajar de una punta a otra del globo eran prácticamente nulas. Ahora las hay, aunque siguen siendo menores que el viajar 5 kilómetros desde tu casa.
Sigue siendo azar porque existe la posibilidad de que la transmisión a otro país ocurra el mismo día de la propagación de la enfermedad, que ocurra 5 meses después o que no ocurra nunca.