Si existe una profesión en la que juventud y éxito están íntimamente ligados es, junto con el deporte, las matemáticas. Todos tenemos la idea de que la brillantez matemática es efímera y se produce en la juventud. Muchos matemáticos actuales, de hecho, se consideran fracasados si no han sobresalido antes de los treinta años.
Pero ¿hasta qué punto esto es cierto?
Es verdad que la frescura de ideas para alcanzar soluciones geniales tal vez se produzca con mayor facilidad en los primeros estadios de la formación matemática, cuando existe una agilidad mental diferente o, quizás, eso que decía Dana Stewart Scout: “Aprenda tanto como pueda mientras sea joven porque la vida se vuelve luego demasiado ocupada.”
Una mente joven, en principio, puede estar más abierta que otra que ha recibido ya demasiados condicionantes académicos y formativos. Actualmente hay programas de estímulo al talento matemático, como el Programa Estalmat en España. Las Medallas Fields se otorgan a contribuciones realizadas hasta los 40 años.
Sin embargo, si echamos un vistazo a la historia de los hallazgos de nuevas teorías, nuevos resultados o nuevos métodos, encontramos que tanto matemáticos jóvenes como provectos han demostrado su genialidad.
Algunos jóvenes son Pascal, Descartes, Galois, Niels H. Abel, B. Riemann, S. Ramanujan, etc. Matemáticos que obtuvieron el éxito en edades avanzadas, sin embargo, también hay diversos: Gauss, Weierstrass, F. Klein, A. N. Whitehead, etc.
Así pues, parece que, si bien la juventud ofrece algunas ventajas a los matemáticos, debemos deducir que la senectud también provee de otras ventajas.
El oficio de escribir libros, de dar enfoques amplios a los temas, de comunicar resultados, de formar a nuevos valores, de enseñar… normalmente son habilidades que mejoran con la edad si ha existido un trabajo constante (y no por la simple espera de cambios de calendarios).
Lo que sí es innegable es que el oficio de matemático parece conllevar cierta longevidad. Es decir, que los matemáticos no parecen estresarse demasiado con su trabajo, y que la vida universitaria puede ser muy apacible, algo así como las de los monjes benedictinos.
Algunos ejemplos de matemáticos de los últimos siglos: Galileo Galilei (78 años), Pascal (63 años), Fermat (64 años), Huygens (67 años), Newton (85 años), Bernoulli (81 años), Laplace (78 años), Gauss (78), Binet (70 años), Cantor (73 años), Hilbert (81), Babbage (79 años), Lindemann (87 años), Klein (76 años).
Vía | Vitaminas matemáticas de Claudi Alsina
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