Libros de ciencia un poco raros

Libros de ciencia un poco raros
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En los primeros años del siglo XX, un grupo de jóvenes matemáticos franceses inventó a Nicholas Bourbaki, y al firmar sus artículos con este nombre lo convirtieron en el fundador de una de las corrientes más importantes del pensamiento matemático del siglo XX. Una de sus obras, una enciclopedia titulada Éléments de mathématique (Elementos de matemáticas), de 1939, dedica nada menos que 200 páginas a hablar de todo tipo de cuestiones relativas a un único número. Y no hablan de Pi, ni de ningún otro número curioso, sino del número en apariencia menos llamativo de cuantos tenemos: el 1.

En libros de medicina, seguro que el del famoso médico holandés Herman Boerhaave (1668-1738) gana por goleada a cualquier otro que se haya escrito sobre la materia. Dejó a su muerte un manuscrito sellado con su último libro en el que había prometido revelar los más profundos secretos de la medicina. El libro sellado se vendió caro en una subasta, habida cuenta de que el autor ya se había cosechado una muy buena reputación en vida. La sorpresa vino cuando se abrió el sello y se leyó el contenido.

Todas las páginas estaban en blanco excepto el prólogo. Y en él, el autor recomendaba como remedios universales dos sencillos principios: mantener la cabeza fresca y los pies calientes para no acatarrarse.

Aunque los libros más vendidos de cualquier librería siempre son de ficción (y normalmente novelas llenas de lugares comunes), también existen casos de obras ensayísticas que han llegado a niveles de ventas muy destacables. Dejando a un lado la obra más vendida de todos los tiempos, La Biblia (aunque aquí los exegetas aún no se ponen de acuerdo en si se trata de ficción o de no ficción), dos de los libros con mayor índice de ventas y difusión en el mundo antiguo fueron precisamente obras de carácter científico.

El libro de texto con más éxito en la historia de la humanidad fue un libro de geometría: Elementum (Elementos), de Euclides (315-225), escrito alrededor del 300 a. De C. De él se hicieron más de 1.000 ediciones y fue, con diferencia, el libro técnico más leído durante siglo. El Harry Potter de la época, vamos. ¿Vamos a peor?

El otro libro es una obra de consulta. Naturalis historia, del escritor romano Plinio el Viejo, donde registraba unas 20.000 entradas sobre todo tipo de temas y reseñaba más de 2.000 libros anteriores. Su secreto para conseguir tal nivel de trabajo era relativamente simple: se había acostumbrado desde joven a dormir un máximo de 3 horas cada noche, así aprovechaba el tiempo de silencio y tranquilidad de la noche como pocos.

Vía | Humoradas

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